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La Oración
cansado; despertará mañana tras mañana, despertará mi oído para
que oiga como los sabios”.
Los discípulos de Jesús se sintieron muy impresionados por sus
oraciones y por su hábito de comunión con Dios. Un día, después
de una pequeña ausencia de su Señor, lo encontraron absorto en
la oración a Dios. Aparentemente inconsciente de su presencia, él
siguió orando en voz alta. Los corazones de los discípulos fueron
profundamente conmovidos. Cuando terminó de orar, exclamaron:
“Señor, enséñanos a orar”.—
The Review and Herald, 8-11-1910
.
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El Padrenuestro exhibe belleza en la simplicidad
—Jesús en-
señó a sus discípulos que sólo la oración expresada por labios no
fingidos, motivada por los deseos sinceros del alma, es genuina, y
traerá la bendición del cielo al suplicante. A sus discípulos les dio
una oración breve, comprensiva. Esta oración, por su belleza y sen-
cillez, no tiene paralelo. Es una oración perfecta para la vida pública
y privada; es solemne y elevada, y a la vez tan sencilla que un niño
arrodillado al lado de su madre lo puede entender. Los hijos de Dios
han repetido esta oración durante siglos, sin embargo su brillo no se
ha marchitado. Como una valiosa gema, continúa siendo amada y
atesorada. Esta oración es una producción maravillosa. Nadie ora-
rá en vano si en sus súplicas se incorporan los principios que ella
contiene. Nuestras oraciones públicas deben ser cortas, y expresar
sólo los verdaderos deseos del alma, suplicando con simplicidad y
fe sencilla las cosas que necesitamos. Oremos pidiendo un corazón
humilde y contrito, que es el aliento vital del alma hambrienta de
justicia.—
The Signs of the Times, 12-3-1896
.
Jesús se arrodillaba para orar
—Tanto en el culto en público
como en privado, es privilegio nuestro doblegar las rodillas ante el
Señor cuando le ofrecemos nuestras peticiones. Jesús, nuestro mode-
lo, “puesto de rodillas oró”. Acerca de sus discípulos está registrado
que también oraban “puestos de rodillas”. Pablo declaró: “Doblo
mis rodillas al Padre de nuestro Señor Jesucristo”. Al confesar ante
Dios los pecados de Israel, Esdras estaba de rodillas. Daniel “se
arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su
Dios”.—
Mensajes para los Jóvenes, 249
.
Considerad cuidadosamente las enseñanzas de Jesús acerca
de la oración
—Las lecciones de Cristo con respecto a la oración
deben ser cuidadosamente consideradas. Hay una ciencia divina en