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El ejemplo de Jesús en la oración
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adversario en todas sus obras de decepción, y que lo sostuviese
para el cumplimiento de su misión de enaltecer a la humanidad. A
sus obreros les dice: “Ejemplo os he dado, para que como yo os
he hecho, vosotros también hagáis”.
Juan 13:15
.—
El Ministerio de
Curación, 400
.
Jesús oraba temprano en la mañana
—El alba lo encontraba
a menudo en algún retiro, sumido en la meditación, escudriñando
las Escrituras o en oración. Con su canto daba la bienvenida a la luz
del día. Con himnos de acción de gracias amenizaba las horas de
labor, y llevaba la alegría del cielo a los rendidos por el trabajo y a
los descorazonados.—
Consejos Sobre la Salud, 159
.
[176]
Jesús tenía lugares específicos para orar
—Tengamos un lugar
especial para la oración secreta. Debemos escoger, como lo hizo
Cristo, lugares selectos para comunicarnos con Dios. Muchas veces
necesitamos apartarnos en algún lugar, aunque sea humilde, donde
estemos a solas con Dios.—
El Discurso Maestro de Jesucristo, 73
.
Jesús oraba por nosotros
—Jesús a menudo estaba cansado del
trabajo incesante, de la abnegación y del sacrificio propio que hacía
para bendecir al sufriente y al necesitado. Pasó noches enteras en
oración en las solitarias montañas, no debido a sus debilidades y
necesidades, sino porque vio y sintió la debilidad de vuestras na-
turalezas para resistir las tentaciones del enemigo en estos mismos
puntos donde sois vencidos vosotros ahora. Sabía que seríais indife-
rentes con respecto a vuestros peligros y que no sentiríais vuestra
necesidad de orar. Por nuestra causa derramó sus oraciones ante el
Padre con grandes clamores y lágrimas.—
La Maravillosa Gracia,
166
.
Los discípulos de Jesús se sintieron impresionados por sus
hábitos de oración
—“El Hijo del hombre no vino para ser servido,
sino para servir”. El vivía, pensaba y oraba no por sí mismo, sino por
otros. De las horas pasadas con Dios, salía mañana tras mañana para
traer la luz del Cielo a los hombres. Diariamente recibía un nuevo
bautismo del Espíritu Santo. En las primeras horas del nuevo día el
Padre lo despertaba de su sueño, y su alma y sus labios eran ungidos
con gracia, a fin de que lo pudiera impartir a otros. Le fueron dadas
palabras frescas de las cortes celestiales, palabras que pudiera hablar
en cada temporada a los agotados y oprimidos. “Jehová el Señor
me dio lengua de sabios—dijo él—para saber hablar palabras al