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La Oración
de ternura delante del Espíritu Santo que venía en respuesta a la
oración.—
Conducción del Niño, 497
.
El lenguaje sencillo es el más apropiado para la oración
—El
lenguaje grandilocuente no es apropiado en la oración, ya sea la
petición hecha en el pulpito, en el círculo de la familia o en secreto.
Especialmente aquel que ora en público debe emplear un lenguaje
sencillo, a fin de que otros puedan entender lo que dice y unirse a la
petición.
Es la sentida oración de fe la que es oída en el cielo y contestada
en la tierra.—
Obreros Evangélicos, 186
.
[194]
Enséñese a los niños a respetar la hora de la oración
—Debéis
enseñar a vuestros hijos a ser bondadosos, serviciales, accesibles a las
súplicas y, sobre todo lo demás, respetuosos de las cosas religiosas,
y deben sentir la importancia de los requerimientos de Dios. Se les
debe enseñar a respetar la hora de la oración; se debe exigir que se
levanten por la mañana para estar presentes en el culto familiar.—
Conducción del Niño, 493
.
Es mejor ofrecer en casa las oraciones por nuestra familia
No debemos ir a la casa de Dios a orar por nuestras familias, a menos
que nos induzca a ello un profundo sentimiento, mientras el Espíritu
de Dios las está convenciendo. Generalmente, el momento apropiado
para orar por nuestras familias es el culto de familia. Cuando las
personas objeto de nuestras oraciones están lejos, la cámara secreta
es el lugar apropiado donde se puede interceder ante Dios en su
favor. Cuando estamos en la casa de Dios, debemos pedir por una
bendición para ese momento y esperar que Dios oirá y contestará
nuestras oraciones. Estas reuniones serán interesantes y llenas de
vida.—
Testimonios para la Iglesia 1:137
.
El Señor no aceptará un culto familiar que haya llegado a
ser mero formalismo
—En muchos casos, los cultos matutinos y
vespertinos son poco más que una mera forma, una repetición opaca
y monótona de frases hechas en las que no encuentra expresión el
espíritu de gratitud o el sentimiento de la necesidad. El Señor no
acepta un servicio tal. Pero no despreciará las peticiones de un cora-
zón humilde y un espíritu contrito. El abrir nuestro corazón a nuestro
Padre celestial, el reconocimiento de nuestra entera dependencia, la
expresión de nuestras necesidades, el homenaje del amor lleno de
gratitud: eso es verdadera oración.—
Conducción del Niño, 490
.