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La dirección divina a través de la oración
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indicare su providencia. Sea puesta así tu vida en las manos de Dios
y será cada vez mas semejante a la de Cristo.—
El Camino a Cristo,
69, 70
.
Debéis aprender a mirar con la mente tanto como con los ojos.
Debéis educar el juicio para que no sea débil e ineficiente. Debéis
orar en busca de dirección y confiar vuestros caminos al Señor.
Debéis cerrar el corazón a toda necedad y pecado, y abrirlo a toda
influencia celestial. Debéis emplear la mayor parte del tiempo y las
oportunidades en el desarrollo de un carácter simétrico.—
Hijos e
Hijas de Dios, 285
.
La oración que pide la dirección divina puede ofrecerse en
cualquier momento y lugar
—No hay tiempo o lugar en que sea
impropio orar a Dios. No hay nada que pueda impedirnos elevar
nuestro corazón en ferviente oración. En medio de las multitudes
y del afán de nuestros negocios, podemos ofrecer a Dios nuestras
peticiones e implorar la divina dirección, como lo hizo Nehemías
cuando hizo la petición delante del rey Artajerjes. En dondequiera
que estemos podemos estar en comunión con él. Debemos tener
abierta continuamente la puerta del corazón, e invitar siempre a Jesús
a venir y morar en el alma como huésped celestial.—
El Camino a
Cristo, 99
.
La facultad de orar como oró Nehemías en el momento de su
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necesidad es un recurso del cual dispone el cristiano en circunstan-
cias en que otras formas de oración pueden resultar imposibles. Los
que trabajan en las tareas de la vida, apremiados y casi abrumados
de perplejidad, pueden elevar a Dios una petición para ser guiados
divinamente. Cuando los que viajan, por mar o por tierra, se ven
amenazados por algún grave peligro, pueden entregarse así a la pro-
tección del Cielo. En momentos de dificultad o peligro repentino,
el corazón puede clamar por ayuda a Aquel que se ha comprome-
tido a acudir en auxilio de sus fieles creyentes cuando quiera que
le invoquen. En toda circunstancia y condición, el alma cargada de
pesar y cuidados, o fieramente asaltada por la tentación, puede hallar
seguridad, apoyo y socorro en el amor y el poder inagotables de un
Dios que guarda su pacto.—
Profetas y Reyes, 466, 467
.
Los ángeles están cerca para proporcionar ayuda mientras
oramos por la dirección de Dios
—Como Natanael, necesitamos
estudiar la Palabra de Dios por nosotros mismos, y pedir la ilumi-