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La Oración
nación del Espíritu Santo. Aquel que vio a Natanael debajo de la
higuera, nos verá en el lugar secreto de oración. Los ángeles del
mundo de luz están cerca de aquellos que con humildad solicitan la
dirección divina.—
El Deseado de Todas las Gentes, 114
.
El mundo visible y el invisible están en estrecho contacto. Si
pudiese alzarse el velo, veríamos a los malos ángeles ciñendo sus
tinieblas en derredor nuestro, y trabajando con todas sus fuerzas para
engañar y destruir. Los hombres perversos están rodeados, incitados
y ayudados por los malos espíritus. El hombre de fe y oración confió
su alma a la dirección divina, y los ángeles de Dios le traen luz y
fuerza del cielo.—
Joyas de los Testimonios 2:58
.
El conocimiento de la verdad depende no tanto de la fuerza
intelectual como de la pureza de propósito, la sencillez de una fe
ferviente y confiada. Los ángeles de Dios se acercan a los que con
humildad de corazón buscan la dirección divina. Se les da el Espíritu
Santo para abrirles los ricos tesoros de la verdad.—
Palabras de Vida
del Gran Maestro, 39
.
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Toda necesidad puede reclamarse en oración
—Toda prome-
sa de la Palabra de Dios viene a ser un motivo para orar, pues su
cumplimiento nos es garantizado por la palabra empleada por Jeho-
vá. Tenemos el privilegio de pedir por medio de Jesús cualquier
bendición espiritual que necesitemos. Podemos decir al Señor exac-
tamente lo que necesitamos, con la sencillez de un niño. Podemos
exponerle nuestros asuntos temporales, y suplicarle pan y ropa, así
como el pan de vida y el manto de la justicia de Cristo. Nuestro
Padre celestial sabe que necesitamos todas estas cosas, y nos invita a
pedírselas. En el nombre de Jesús es como se recibe todo favor. Dios
honrará ese nombre y suplirá nuestras necesidades con las riquezas
de su liberalidad.—
El Discurso Maestro de Jesucristo, 112, 113
.
Los padres deben orar pidiendo la dirección divina
—Padres,
humillad vuestro corazón delante de Dios. Comenzad una obra
cabal con vuestros hijos. Rogadle al Señor que os perdone vuestro
descuido de su Palabra al desatender la preparación de vuestros hijos
en la forma debida. Pedid luz y dirección, una conciencia sensible
y un discernimiento claro para que podáis ver vuestros errores y
faltas. Dios oirá oraciones tales que emanen de un corazón humilde
y contrito.—
Conducción del Niño, 527, 528
.