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La Oración
las verdades del plan de salvación. La fe y la oración son necesarias
para poder contemplar las profundas cosas de Dios. Nuestras mentes
están tan atadas por ideas estrechas que apenas tenemos una visión
limitada de la experiencia que es nuestro privilegio tener. Cuán po-
co comprendemos el significado de la oración del apóstol, cuando
dice: “Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro
Señor Jesucristo, de quien toma nombre toda familia en los cielos
y en la tierra, para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria,
el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíri-
tu; para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de
que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de
comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la
profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a
todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.
Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más
abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder
que actúa en nosotros, a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús
por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén”.—
Dios nos
Cuida, 128
.
La oración es necesaria en el hogar
—El afecto no puede durar,
ni siquiera en el círculo del hogar, a menos que la voluntad y el
temperamento estén en armonía con la voluntad de Dios. Todas las
facultades y pasiones deben ponerse en armonía con los atributos de
Jesucristo. Si, en el amor y temor de Dios, el padre y la madre unen
sus intereses para ejercer autoridad en el hogar, verán la necesidad
de orar mucho y de reflexionar seriamente. Y mientras busquen a
Dios, sus ojos se abrirán para ver que los mensajeros celestiales
están presentes para protegerlos en respuesta a la oración hecha con
fe. Vencerán las debilidades de su carácter y progresarán hacia la
perfección.—
El Hogar Cristiano, 284
.
La oración es necesaria para conservar el vínculo con Dios
Si se descuida el ejercicio de la oración, o se dedica a orar esporá-
dicamente, de vez en cuando, cuando se lo considera conveniente,
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entonces se perderá la conexión con Dios. La vida cristiana se vol-
verá seca y las facultades espirituales no tendrán ya vitalidad. La
experiencia religiosa perderá su salud y vigor.—
The Signs of the
Times, 31 de julio de 1893
.