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La Oración
Conversen los que son espirituales con estas almas. Orad con
ellos y por ellos. Conságrese mucho tiempo a la oración y al profun-
do escudriñamiento de la Palabra. Obtengan todos los verdaderos
hechos de la fe en sus propias almas, por medio de la creencia de
que el Espíritu Santo será impartido a ellos porque tienen en verdad
hambre y sed de justicia.—
El Evangelismo, 118
.
Cuando lancemos la red del evangelio, velemos con lágrimas y
oración ferviente. Que la determinación de los trabajadores sea no
desanimarse; y que no vayan a soltar la red hasta que sea recogida
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con el fruto de su labor.—
The Signs of the Times, 16 de marzo de
1882
.
¿Cómo podemos honrar a Dios, cómo podemos vindicar su Pa-
labra, a menos que sea con mucha oración, apelando a él para que
manifieste su poder a favor de los que perecen?—
The Review and
Herald, 23 de agosto de 1892
.
La oración hace exitoso el esfuerzo personal por la ganancia
de las almas
—Pero yo tomé la determinación de que mis esfuerzos
nunca cesarían hasta que esas personas por quienes sentía interés se
entregaran a Dios. Pasé varias noches enteras orando fervorosamente
a favor de las personas por quienes me había propuesto trabajar y
orar...
Pero en todas nuestras pequeñas reuniones continué exhortando
y orando por cada una individualmente, hasta que todas se hubieran
entregado a Jesús y reconocido los méritos de su amor perdonador.
Todas se convirtieron a Dios.—
Testimonios para la Iglesia 1:38
.
La oración por las almas quita de la mente las preocupacio-
nes por cosas pequeñas
—Pedid oración por las almas por quienes
trabajáis; presentadlas delante de la iglesia como objetivos por los
cuales suplicar. Esto será precisamente lo que la iglesia necesita
para que sus miembros desvíen la mente de las cosas pequeñas y
sus dificultades insignificantes para sentir una gran carga, un interés
personal por un alma que casi perece.—
El Ministerio Médico, 323
.
Oren por una mayor eficiencia en la ganancia de almas
¡Oh, hermanos míos, ojalá se vea que Jesús mora en vuestros corazo-
nes, para sosteneros, fortaleceros y consolaros! Tenéis el privilegio
de recibir cada día una rica porción de su Santo Espíritu, y de tener
una perspectiva más amplia de la importancia y el alcance del men-
saje que estamos proclamando al mundo. El Señor está dispuesto