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La oración y la ganancia de almas
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a revelaros las maravillas de su ley. Esperad ante él con humildad
de corazón. Orad con todo fervor para comprender los tiempos en
que vivimos, para entender más plenamente su propósito, y para ser
más eficientes en la salvación de las almas.—
Testimonios para los
Ministros, 513, 514
.
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Hay muchas almas que albergan anhelos indecibles de luz, de
seguridad y fuerza, más allá de lo que les ha sido posible compren-
der. Necesitan que se las busque y se trabaje por ellas, con paciencia
y perseverancia. Buscad al Señor con fervorosa oración por ayu-
da. Presentad a Jesús porque lo conocéis como a vuestro Salvador
personal. Fluya de los labios humanos su amor subyugador, su rica
gracia. No necesitáis presentar puntos doctrinales a menos que se os
pregunte. Mas tomad la Palabra y con amor tierno y anheloso por
las almas, mostradles la preciosa justicia de Cristo, a quien vosotros
y ellos deben acudir para ser salvos.—
El Evangelismo, 324
.
Los discípulos oraron con intenso fervor pidiendo capacidad
para encontrarse con los hombres, y en su trato diario hablar pala-
bras que pudieran guiar a los pecadores a Cristo. Poniendo aparte
toda diferencia, todo deseo de supremacía, se unieron en estrecho
compañerismo cristiano. Se acercaron más y más a Dios, y al hacer
esto, comprendieron cuán grande privilegio habían tenido al poder
asociarse tan estrechamente con Cristo. La tristeza llenó sus cora-
zones al pensar en cuántas veces le habían apenado por su tardo
entendimiento y su incomprensión de las lecciones que, para el bien
de ellos, estaba procurando enseñarles.
Estos días de preparación fueron días de profundo escudriña-
miento del corazón. Los discípulos sentían su necesidad espiritual, y
clamaban al Señor por la santa unción que los había de hacer idóneos
para la obra de salvar almas. No pedían una bendición simplemente
para sí. Estaban abrumados por la preocupación de salvar almas.
Comprendían que el evangelio había de proclamarse al mundo, y
demandaban el poder que Cristo había prometido.—
Los Hechos de
los Apóstoles, 30
.
Se necesita mucha oración para saber cómo aproximarse a
alguien con la verdad
—No todos pueden trabajar juiciosamente
para la salvación de las almas. Es necesario pensar detenidamente.
No debemos entrar al azar en la obra del Señor y esperar éxito. El
Señor necesita hombres de intelecto, hombres de reflexión. Jesús