Página 48 - La Oraci

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Capítulo 5—Las promesas de Dios concernientes a
la oración
Dios promete escuchar y responder las oraciones
—Cristo es
el eslabón de unión entre Dios y el hombre. Ha prometido su in-
tercesión personal empleando su nombre. Coloca toda la virtud de
su justicia al lado del suplicante. Cristo ruega por el hombre, y el
hombre, necesitado de la ayuda divina, ruega por sí mismo en la
presencia de Dios usando el poder de la influencia de Aquel que
dio su vida por el mundo. Cuando reconocemos ante Dios nuestro
aprecio por los méritos de Cristo, se añade fragancia a nuestras in-
tercesiones. ¡Oh, quién puede valorar esta gran misericordia y amor!
Al acercarnos a Dios mediante la virtud de los méritos de Cristo,
estamos revestidos con sus vestiduras sacerdotales. Él nos coloca
cerca de su lado rodeándonos con su brazo humano, mientras que
con su brazo divino se aferra del trono del infinito. Sus méritos, co-
mo fragante incienso, los pone en un incensario en nuestras manos,
para estimular nuestras peticiones. Promete escuchar y responder
nuestras súplicas.—
Comentario Bíblico Adventista 6:1078
.
Las oraciones sencillas inspiradas por el Espíritu Santo ascende-
rán a través de la puerta abierta, la que Cristo dijo que él abriría y
que ningún hombre podría cerrar. Estas oraciones, mezcladas con el
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incienso de la perfección de Cristo, ascenderán como fragancia al
Padre, y las respuestas llegarán.—
Testimonies for the Church 6:467
.
Vi que toda oración elevada con fe por un corazón sincero, será
oída y contestada por Dios, y que el suplicante obtendrá la bendición
cuando más lo necesite, y a menudo ésta excederá sus expectativas.
No se pierde una sola oración de un verdadero santo, si es elevada
con fe por un corazón sincero.—
Testimonios para la Iglesia 1:117
.
La facultad de orar como oró Nehemías en el momento de su
necesidad es un recurso del cual dispone el cristiano en circunstan-
cias en que otras formas de oración pueden resultar imposibles. Los
que trabajan en las tareas de la vida, apremiados y casi abrumados
de perplejidad, pueden elevar a Dios una petición para ser guiados
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