Página 97 - La Oraci

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Oraciones respondidas
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Si encontráis voz y tiempo para orar, Dios hallará tiempo y voz
para responder.—
Mi Vida Hoy, 16
.
Alegrémonos, Dios ha respondido nuestras oraciones
—Oren
con fe. Y asegúrense de colocar sus vidas en armonía con sus peticio-
nes, de modo que puedan recibir las bendiciones que han demandado.
Que no se debilite su fe, porque las bendiciones que se reciben son
proporcionales a la fe que se ejerce. “Conforme a vuestra fe os sea
hecho”. “Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis”.
Mateo 9:29
;
21:22
. Oren, crean, y regocíjense. Canten himnos de
alabanza porque él les ha contestado las oraciones. Acéptenlo al pie
de la letra, “porque fiel es el que prometió”.
Hebreos 10:23
. No se
pierde ninguna súplica sincera. El canal está abierto; la corriente está
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fluyendo. Lleva propiedades salutíferas en sus aguas, derramando
una corriente restauradora de vida y salud y salvación.—
Testimonios
para la Iglesia 7:260
.
Nuestra oración más ferviente ya es una promesa de que
Dios responderá
—Cuando con fervor e intensidad el creyente ex-
presa una oración a Dios (Jesucristo es el único nombre dado bajo
el cielo por el cuál somos salvos), hay en esa misma intensidad y
fervor un voto de Dios que nos asegura que él está por contestar
nuestra oración mucho más abundantemente de lo que pedimos o
entendemos. No solamente debemos orar en el nombre de Cristo,
sino por la inspiración y motivación del Espíritu Santo. Esto explica
lo que significa el pasaje que dice: “el Espíritu mismo intercede por
nosotros con gemidos indecibles”.
Romanos 8:26
. Las peticiones
deben ofrecerse con fe ferviente. Entonces llegarán al propiciato-
rio. Persistamos incansablemente en la oración. Dios no dice: Orad
una vez y os contestaré. Su palabra es: Orad, sed constantes en
la oración, creyendo que lo que hayáis pedido, recibiréis; yo os
contestaré.—
The Gospel Herald, 28 de mayo de 1902
.
Condiciones para que una oración sea respondida
—Hay
ciertas condiciones según las cuales podemos esperar que Dios oiga
y conteste nuestras oraciones. Una de las primeras es que sintamos
necesidad de su ayuda. Él nos ha hecho esta promesa: “Porque derra-
maré aguas sobre la tierra sedienta, y corrientes sobre el sequedal”.
Isaías 44:3
. Los que tienen hambre y sed de justicia, los que suspiran
por Dios, pueden estar seguros de que serán hartos. El corazón debe