Página 136 - Primeros Escritos (1962)

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Primeros Escritos
sitúan por encima del Espíritu de Dios, y actúan en su propia fuerza,
es cuando los ángeles dejan de velar sobre ellas, y ellas son dejadas
expuestas a los golpes de Satanás.
En la Palabra de Dios se presentan deberes cuyo cumplimien-
to mantendrá al pueblo de Dios humilde y separado del mundo, y
también impedirá que apostate como las iglesias nominales. El lava-
miento de los pies y la participación en la cena del Señor debieran
practicarse con más frecuencia. Jesús nos dió el ejemplo y nos dijo
que hiciéramos como él hizo. Vi que su ejemplo debiera seguirse
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tan exactamente como sea posible; sin embargo los hermanos y las
hermanas no han obrado tan juiciosamente como debieran en el
lavamiento de los pies, y ello ha causado confusión. Es algo que
debiera introducirse con cuidado y sabiduría en los lugares nuevos,
especialmente donde la gente no está informada acerca del ejem-
plo y las enseñanzas de nuestro Señor al respecto, y donde existen
prejuicios contra este rito. Muchas almas sinceras, por la influencia
de maestros en quienes tenían antes confianza, albergan mucho pre-
juicio contra este sencillo deber, y el asunto debe ser introducido al
debido tiempo y de la manera apropiada.
Véase el Apéndice.
En la Palabra no se da ningún ejemplo en que los hermanos lava-
sen los pies de las hermanas; pero hay un caso en que las hermanas
lavaban los pies de los hermanos. María lavó los pies de Jesús con
sus lágrimas, y los secó con su cabellera. (Véase también
1 Timoteo
5:10
.) Vi que el Señor había inducido a hermanas a lavar los pies de
los hermanos, y que eso estaba conforme con el orden evangélico.
Todos deben actuar con entendimiento, y no hacer del lavamiento
de los pies una ceremonia tediosa.
El saludo santo mencionado en el Evangelio de Jesucristo por el
apóstol Pablo debe considerarse siempre en su verdadero carácter.
Es un beso santo
. Debe ser tenido por señal de compañerismo con
amigos cristianos cuando ellos se separan, y cuando se vuelven a
encontrar después de una separación de semanas o meses. En (
1
Tesalonicenses 5:26
) Pablo dice: “Saludad a todos los hermanos
con ósculo santo.” En el mismo capítulo nos recomienda que nos
abstengamos de toda apariencia de mal. No puede haber apariencia
de mal cuando el “ósculo santo” se da en el momento y el lugar
apropiados.
Véase el Apéndice.