Página 138 - Primeros Escritos (1962)

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A los inexpertos
Vi que algunos no comprenden plenamente la importancia que
tiene la verdad ni su efecto, y obrando por impulso del momento o
por excitación, con frecuencia siguen sus sentimientos y desprecian
el orden de la iglesia. Los tales parecen pensar que la religión con-
siste principalmente en hacer ruido. Algunos que acaban de recibir
la verdad del mensaje del tercer ángel están listos para reprender y
enseñar a aquellos que han estado establecidos en la fe durante años,
que han sufrido por su causa y sentido su poder santificador. Los que
están tan hinchados por el enemigo, tendrán que sentir la influencia
santificadora de la verdad y obtener una comprensión mejor de cómo
encontró ella a cada uno: “desventurado, miserable, pobre, ciego
y desnudo.” Cuando la verdad comienza a purificarlos y quitarles
su escoria y estaño, como no dejará de hacerlo si se la recibe con
amor, aquel para quien se haga esa gran obra no se considerará rico
y enriquecido en bienes y exento de necesidad.
Véase el Apéndice.
Los que profesan creer la verdad y piensan que lo saben todo
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antes que hayan aprendido sus primeros principios, y los que se
adelantan a ocupar el puesto de maestros y reprenden a aquellos
que durante años se mantuvieron rígidamente de parte de la verdad,
demuestran claramente que no tienen comprensión de la misma, ni
conocen sus efectos; porque si supieran algo de su poder santificador,
producirían los frutos apacibles de la justicia, y se mantendrían
humildes bajo su dulce y poderosa influencia. Llevarían fruto para
gloria de Dios, y comprenderían lo que la verdad hizo en su favor, y
considerarían a los demás como mejores que ellos mismos.
Vi que el residuo no estaba preparado para lo que viene sobre la
tierra. Un estupor, como letargo, parecía suspendido sobre el ánimo
de la mayoría de aquellos que profesan creer que tenemos el último
mensaje. Mi ángel acompañante exclamó con intensa solemnidad:
“¡Preparaos! ¡preparaos! ¡preparaos!, porque la ardiente ira del Se-
ñor ha de manifestarse pronto. Ha de ser derramada sin mezcla de
misericordia, y no estáis listos. Rasgad vuestro corazón y no vuestras
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