Página 14 - Primeros Escritos (1962)

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de Cristo. Llegó pues a la conclusión de que si se podía encontrar
el punto de partida de los 2.300 días, sería fácil fijar el tiempo del
segundo advenimiento. Así quedaría revelado el tiempo de aquella
gran consumación, ‘el tiempo en que concluiría el presente estado de
cosas, con todo su orgullo y poder, su pompa y vanidad, su maldad
y opresión,... el tiempo en que la tierra dejaría de ser maldita, en que
la muerte sería destruida y se daría el galardón a los siervos de Dios,
a los profetas y santos, y a todos los que temen su nombre, el tiempo
en que serían destruidos los que destruyen la tierra.’—[
Bliss, pág.
76.
]
“Miller siguió escudriñando las profecías con más empeño y
fervor que nunca, dedicando noches y días enteros al estudio de lo
que resultaba entonces de tan inmensa importancia y absorbente
interés. En el capítulo octavo de Daniel no pudo encontrar guía para
el punto de partida de los 2.300 días. Aunque se le mandó que hiciera
comprender la visión a Daniel, el ángel Gabriel sólo le dió a éste una
explicación parcial. Cuando el profeta vió las terribles persecuciones
que sobrevendrían a la iglesia, desfallecieron sus fuerzas físicas. No
pudo soportar más, y el ángel le dejó por algún tiempo. Daniel quedó
[xi]
‘sin fuerzas,’ y estuvo ‘enfermo algunos días.’ ‘Estaba asombrado
de la visión—dice;—mas no hubo quien la explicase.’
“Y sin embargo Dios había mandado a su mensajero: ‘Haz que
éste entienda la visión.’ Esa orden debía ser ejecutada. En obedeci-
miento a ella, el ángel, poco tiempo después, volvió hacia Daniel,
diciendo: ‘Ahora he salido para hacerte sabio de entendimiento;’
‘entiende pues la palabra, y alcanza inteligencia de la visión.’ [
Da-
niel 8:27, 16; 9:22, 23, VM
] Había un punto importante en la visión
del capítulo octavo, que no había sido explicado, a saber, el que se
refería al tiempo: el período de los 2.300 días; por consiguiente,
el ángel, reanudando su explicación, se espacia en la cuestión del
tiempo:
“ ‘Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre
tu santa ciudad... Sepas pues y entiendas, que desde la salida de la
palabra para restaurar y edificar a Jerusalem hasta el Mesías Príncipe,
habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; tornaráse a edificar la
plaza y el muro en tiempos angustiosos. Y después de las sesenta
y dos semanas se quitará la vida al Mesías, y no por sí... Y en otra