Página 159 - Primeros Escritos (1962)

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Introducción
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para conservar la unidad de la iglesia primitiva, ¡con cuánto mayor
motivo lo son para restaurar la unidad hoy! Y que es el propósito
de Dios restaurar la unidad de la iglesia en los postreros días, queda
abundantemente probado por las profecías. Se nos asegura que los
centinelas estarán de acuerdo cuando el Señor haga volver a Sion.
También que, en el tiempo del fin, los sabios entenderán. Cuando
esto se cumpla, habrá unidad de fe entre todos aquellos a quienes
Dios tiene por sabios; porque los que entiendan en realidad con
corrección, deberán comprender las cosas de la misma manera.
De estas consideraciones y otras parecidas, se desprende que el
estado perfecto de la iglesia aquí predicho está todavía en el futuro;
por consiguiente estos dones no han realizado todavía su propósito.
La carta a los efesios fué escrita en el año 64 de nuestra era, unos
dos años antes que Pablo dijera a Timoteo que estaba listo para ser
ofrecido, y que se acercaba el tiempo de su partida. Las semillas de
la apostasía estaban germinando entonces en la iglesia, pues Pablo
había dicho diez años antes, en la segunda carta a los tesalonicenses:
“Ya está en acción el misterio de iniquidad.” Estaban por entrar lobos
rapaces que no perdonarían el rebaño. La iglesia no estaba entonces
en marcha hacia aquella perfección en la unidad que contempla el
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texto, sino que iba a ser desgarrada por las facciones y enajenada
por las divisiones. El apóstol lo sabía; por consiguiente debía mirar
más allá de la gran apostasía, hacia la época en que sería reunido el
residuo del pueblo de Dios, cuando dijo: “Hasta que todos lleguemos
a la unidad de la fe.”.
Efesios 4:13
. De allí que los dones que fueron
otorgados a la iglesia no habían acabado de servirla.
“No apaguéis al Espíritu. No menospreciéis las profecías. Exa-
minadlo todo; retened lo bueno.”.
1 Tesalonicenses 5:19-21
.
En esta epístola el apóstol introduce el tema de la segunda venida
del Señor. Luego describe la condición del mundo incrédulo que
está diciendo: “Paz y seguridad,” cuando el día del Señor está por
sobrecogerlo, y la destrucción repentina va a caer sobre él como
ladrón en la noche. Exhorta luego a la iglesia para que, en vista
de estas cosas, se mantenga despierta, vele y sea sobria. Entre las
exhortaciones que siguen están las palabras que hemos citado: “No
apaguéis al Espíritu,” etc. Algunos pueden pensar que estos tres
versículos están completamente desprendidos de cualquier otro en
cuanto al sentido; pero tienen una relación natural en el orden en