Página 177 - Primeros Escritos (1962)

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El ministerio de Cristo
Habiendo Satanás acabado sus tentaciones, se apartó de Jesús
por una temporada. Los ángeles sirvieron a Jesús de comer en el
desierto, lo fortalecieron, y la bendición de su Padre reposó sobre
él. Satanás había fracasado en sus más feroces tentaciones; y sin
embargo, miraba esperanzado el período del ministerio de Jesús,
cuando habría de esgrimir en diversas ocasiones sus astucias contra
él. Todavía esperaba prevalecer contra Jesús incitando a quienes no
quisieran reconocerlo ni recibirlo a que le odiasen y lo matasen.
Satanás tuvo una consulta especial con sus ángeles, quienes estaban
frustrados y furiosos por no haber logrado aún ventaja alguna contra
el Hijo de Dios. Resolvieron extremar su astucia y valerse de todo
su poder para infundir incredulidad en las mentes del pueblo judío
para que no reconociese a Jesús como Salvador del mundo, y a
fin de lograr así que Jesús se desalentase en su misión. Por muy
escrupulosos que fuesen los judíos en sus ceremonias y sacrificios,
podía inducírselos a despreciar y rechazar a Jesús con tal que se
los mantuviese enceguecidos acerca de las profecías, dándoles a
entender que el Mesías había de venir como poderoso rey terrenal.
Se me mostró que durante el ministerio de Cristo, Satanás y sus
ángeles estuvieron muy atareados para infundir incredulidad, odio
y menosprecio a los hombres. A menudo, cuando Jesús declaraba
alguna punzante verdad que reprendía sus pecados, la gente se en-
furecía, y Satanás y sus ángeles la incitaban a quitar la vida al Hijo
de Dios. Más de una vez recogieron piedras para arrojárselas; pero
los ángeles lo guardaron y lo libraron de las iras de la multitud lle-
vándolo a un lugar seguro. En una ocasión en que la sencilla verdad
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fluía de labios de Jesús, la multitud se apoderó de él y lo llevó a la
cumbre de una colina con intento de despeñarlo. Se promovió entre
los judíos una disputa acerca de lo que habrían de hacer con él, y
entonces los ángeles lo ocultaron de la vista de la gente, de modo
que pasó por entre ella sin ser visto, y continuó su camino.
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