Página 240 - Primeros Escritos (1962)

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Guillermo Miller
(
Véase el Apéndice.
)
Dios envió a su ángel para que moviese el corazón de un agri-
cultor que antes no creía en la Biblia, y lo indujese a escudriñar
las profecías. Los ángeles de Dios visitaron repetidamente a aquel
varón escogido, y guiaron su entendimiento para que comprendiese
las profecías que siempre habían estado veladas al pueblo de Dios.
Se le dió el primer eslabón de la cadena de verdades y se le indujo a
buscar uno tras otro los demás eslabones hasta que se maravilló de
la Palabra de Dios, viendo en ella una perfecta cadena de verdades.
Aquella Palabra que había considerado no inspirada, se desplegaba
ahora esplendente y hermosa ante su vista. Echó de ver que unos pa-
sajes de la Escritura son explicación de otros, y cuando no entendía
uno de ellos lo encontraba esclarecido por otro. Miraba la sagrada
Palabra de Dios con gozo, a la par que con profundísimo respeto y
reverencia.
Según fué prosiguiendo en el escrutinio de las profecías, conven-
cióse de que los habitantes de la tierra estaban viviendo sin saberlo
en los últimos tiempos de la historia del mundo. Vió que las iglesias
estaban relajadas, que habían desviado su afecto de Jesús para po-
nerlo en el mundo; que procuraban honores mundanos en vez del
honor que proviene de lo alto; que codiciaban riquezas terrenales
en vez de allegar tesoros en el cielo. Vió por doquiera hipocresía,
tinieblas y muerte. Su ánimo estaba desgarrado en sí mismo. Dios
le llamaba para que abandonara su granja, como había llamado a
Eliseo para que dejara los bueyes y el campo de labranza y siguiese
a Elías. Tembloroso empezó Guillermo Miller a declarar ante la
gente los misterios del reino de Dios, conduciendo a sus oyentes por
medio de las profecías al segundo advenimiento de Cristo. Se iba
fortaleciendo con cada esfuerzo. Así como Juan el Bautista anunció
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el primer advenimiento de Jesús y preparó el camino para su venida,
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