Página 26 - Primeros Escritos (1962)

Basic HTML Version

imprenta donde pudieran hacer sus trabajos. Los hermanos respon-
dieron generosamente a los pedidos de dinero y así se obtuvieron
600 dólares para comprar equipo. Durante un poco más de tres años,
el pastor White y su esposa vivieron en Rochester y allí imprimieron
el mensaje. En 1852 el pastor White había añadido a la
Review
el
Youth’s Instructor
(El Instructor de la Juventud.) Además, de vez en
cuando se publicaban folletos. Fué mientras estaban en Rochester
cuando, en enero de 1854, se imprimió la segunda obrita de la Sra. de
White. Era el
Suplemento del libro Experiencia Cristiana y Visiones,
que se lee ahora en [
Primeros Escritos, 85-127
].
[xxv]
En octubre de 1855, los esposos White y sus ayudantes se trasla-
daron a Battle Creek, estado de Míchigan. La prensa y otras partes
del equipo se instalaron en un edificio construído por varios de los
adventistas observadores del sábado que habían facilitado el dinero
para establecer nuestra propia imprenta. Al desarrollarse la obra de
la iglesia en Battle Creek, esa pequeña ciudad llegó a ser la sede de
la Iglesia Adventista del Séptimo Día.
No era fácil para el pastor White impulsar la obra de publicación.
En aquellos tiempos los adventistas del séptimo día no estaban orga-
nizados en una iglesia, sino que la idea de organizarse les inspiraba
temor. Muchos de ellos habían sido miembros de las iglesias protes-
tantes que habían rechazado el mensaje del primer ángel, y les había
tocado abandonar esas iglesias cuando se proclamó el mensaje del
segundo ángel. Cuando se hablaba de organizar una iglesia tenían re-
celos de que el formalismo llegase a dominarlos y les hiciese perder
el favor divino. De manera que, durante los primeros quince años de
su existencia, el grupo adventista del séptimo día no estuvo unido
estrechamente, aunque sus miembros reconocían como dirigentes
espirituales a José Bates, Jaime White y algunos otros.
Al estudiar el fondo histórico de
Primeros Escritos
debe notarse
que los primeros adventistas observadores del sábado se preocupa-
ban tan sólo de buscar a los que habían sido sus hermanos en el gran
despertar adventista, es decir los que los habían acompañado durante
la proclamación de los mensajes del primer ángel y del segundo, con
el fin de comunicarles ahora el mensaje del tercer ángel. Durante
unos siete años después de 1844, las labores de los adventistas ob-
servadores del sábado se limitaron mayormente a tratar de ganar a
los adventistas que no se habían decidido por la verdad del sábado.