Página 292 - Primeros Escritos (1962)

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Liberación de los santos
Dios escogió la media noche para libertar a su pueblo. Mientras
los malvados se burlaban en derredor de ellos, apareció de pronto el
sol con toda su refulgencia y la luna se paró. Los impíos se asombra-
ron de aquel espectáculo, al paso que los santos contemplaban con
solemne júbilo aquella señal de su liberación. En rápida sucesión se
produjeron señales y prodigios. Todo parecía haberse desquiciado.
Cesaron de fluir los ríos. Aparecieron densas y tenebrosas nubes que
entrechocaban unas con otras. Pero había un claro de persistente
esplendor de donde salía la voz de Dios como el sonido de muchas
aguas estremeciendo los cielos y la tierra. Sobrevino un tremendo
terremoto. Abriéronse los sepulcros y los que habían muerto te-
niendo fe en el mensaje del tercer ángel y guardando el sábado se
levantaron, glorificados, de sus polvorientos lechos para escuchar el
pacto de paz que Dios iba a hacer con quienes habían observado su
ley.
El firmamento se abría y cerraba en violenta conmoción. Las
montañas se agitaban como cañas batidas por el viento, arrojando
peñascos por todo el derredor. El mar hervía como una caldera y
lanzaba piedras a la tierra. Al declarar Dios el día y la hora de la
venida de Jesús y conferir el sempiterno pacto a su pueblo, pro-
nunciaba una frase y se detenía mientras las palabras de la frase
retumbaban por toda la tierra. El Israel de Dios permanecía con la
mirada fija en lo alto, escuchando las palabras según iban saliendo
de labios de Jehová y retumbaban por toda la tierra con el estruendo
de horrísonos truenos. Era un espectáculo pavorosamente solemne.
Al final de cada frase los santos exclamaban: “¡Gloria! ¡Aleluya!”
Estaban sus semblantes iluminados por la gloria de Dios, y reful-
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gían como el rostro de Moisés al bajar del Sinaí. Los malvados no
podían mirarlos porque los ofuscaba el resplandor. Y cuando Dios
derramó la sempiterna bendición sobre quienes le habían honrado
santificando el sábado, resonó un potente grito de victoria sobre la
bestia y su imagen.
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