Página 48 - Primeros Escritos (1962)

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Primeros Escritos
Me arrodillé en el barco y comencé a clamar a Dios que nos
salvase. Allí, sobre las olas tumultuosas, mientras el agua pasaba
por encima del puente sobre nosotros, fuí arrebatada en visión y vi
que antes que pereciéramos se secaría toda gota del océano, pues
mi obra estaba tan sólo en su comienzo. Cuando salí de la visión,
todos mis temores se habían disipado, cantamos y alabamos a Dios y
aquel barquito vino a ser para nosotros un Betel flotante. El redactor
del
Advent Herald
había dicho que, por cuanto se sabía, mis visio-
nes eran “el resultado de operaciones mesméricas.” Pero, pregunto,
¿qué oportunidad había para realizar operaciones mesméricas en
una ocasión como aquélla? El Hno. G. estaba más que ocupado
en el manejo del barco. Procuró anclar, pero el ancla se deslizaba
por el fondo. Nuestra embarcación era sacudida sobre las olas e
impulsada por el viento, y era tanta la obscuridad que no podíamos
ver desde un extremo del barco al otro. Pronto el ancla se afirmó, y
el Hno. G. pidió auxilio. Había tan sólo dos casas en la isla, y resultó
que estábamos cerca de una de ellas, pero no era aquella a la cual
deseábamos ir. Toda la familia se había retirado a descansar, con
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excepción de una niñita que, providencialmente, oyó el pedido de
auxilio lanzado sobre el agua. Su padre acudió pronto en nuestro
socorro y, en un barquito, nos llevó a la orilla. Pasamos el resto de
aquella noche agradeciendo a Dios y alabándole por su admirable
bondad hacia nosotros.
Pasajes mencionados en la página anterior
Y ahora quedarás mudo y no podrás hablar, hasta el día en
que esto se haga, por cuanto no creíste mis palabras, las cuales se
cumplirán a su tiempo.
Lucas 1:20
.
Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo
mío, y os lo hará saber.
Juan 16:15
.
Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar
en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.
Hechos
2:4
.
Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos que
con todo denuedo hablen tu palabra, mientras extiendes tu mano para
que se hagan sanidades y señales y prodigios mediante el nombre de
tu santo Hijo Jesús. Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban