Página 98 - Primeros Escritos (1962)

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Primeros Escritos
y confusión. La cuestión de las fechas no ha sido una prueba desde
1844, y nunca volverá a ser una prueba.
El Señor me ha mostrado que el mensaje del tercer ángel debe
progresar y ser proclamado a los hijos dispersos de Dios, pero no
debe depender de una fecha. Vi que algunos están creando una
excitación falsa al predicar fijando fechas; pero el mensaje del tercer
ángel es más poderoso de lo que puede serlo una fecha. Vi que este
mensaje puede subsistir sobre su propio fundamento y no necesita
ser reforzado con fechas; que irá adelante con gran poder, hará su
obra y será abreviado en justicia.
Luego me fueron señalados algunos que están en gran error al
creer que tienen el deber de ir a la vieja Jerusalén, y piensan que
tienen una obra que hacer allí antes que venga el Señor.
Véase el
Apéndice.
Una opinión tal tiende a apartar la mente y el interés de
la obra que actualmente hace el Señor bajo el mensaje del tercer
ángel; porque los que piensan que todavía tienen que ir a Jerusalén
fijarán sus pensamientos en esto, y privarán de sus recursos a la
causa de la verdad presente para transportarse a sí mismos y llevar
a otros allí. Vi que una misión tal no produciría ningún beneficio
real, que se necesitaría mucho tiempo para conseguir que unos pocos
judíos crean en el primer advenimiento de Cristo, y mucho más
para que crean en el segundo advenimiento. Vi que Satanás engañó
gravosamente a algunos con respecto a esto; y que en toda esta tierra
hay almas que podrían recibir ayuda y ser inducidas a guardar los
mandamientos de Dios, pero se las está dejando perecer. También
vi que la vieja Jerusalén nunca será edificada; y que Satanás estaba
haciendo cuanto podía para extraviar en estas cosas a los hijos
del Señor ahora, en el tiempo de reunión, a fin de impedirles que
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dediquen todo su interés a la obra actual de Dios e inducirlos a
descuidar la preparación necesaria para el día del Señor.
* * * * *
Amado Lector: Un sentido de mi deber hacia mis hermanos
y hermanas y un deseo de que la sangre de las almas no manche
mis vestiduras me han impulsado a escribir esta obrita. Conozco la
incredulidad que existe en el ánimo de la multitud con respecto a
las visiones, y sé también que muchos de los que profesan esperar a