Página 143 - Historia de los Patriarcas y Profetas (2008)

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La destrucción de Sodoma
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concentran en este mundo. “Velad, pues, orando en todo tiempo que
seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán,
y de estar en pie delante del Hijo del hombre”.
Lucas 21:34-36
.
Antes de destruir a Sodoma, Dios mandó un mensaje a Lot:
“Escapa por tu vida; no mires atrás, ni te detengas en ningún lugar
de esta llanura; escapa al monte, no sea que perezcas”.
Génesis
19:17
. La misma voz amonestadora fue escuchada por los discípulos
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de Cristo antes de la destrucción de Jerusalén: “Pero cuando veáis a
Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que su destrucción ha
llegado. Entonces los que estén en Judea huyan a los montes”.
Lucas
21:20, 21
. No debían detenerse para salvar algo de su hacienda, sino
aprovechar lo mejor posible la ocasión para la huida.
Hubo una salida, una separación decidida de los impíos, una
fuga para salvar la vida. Así fue en los días de Noé; así ocurrió en
el caso de Lot; así en el de los discípulos antes de la destrucción de
Jerusalén, y así será en los últimos días. De nuevo se oye la voz de
Dios en un mensaje de advertencia, que manda a su pueblo separarse
de la impiedad creciente.
La depravación y la apostasía que existirán en los últimos días
en el mundo religioso se le presentó al profeta Juan en la visión de
Babilonia, “la gran ciudad que reina sobre los reyes de la tierra”.
Apocalipsis 17:18
. Antes de que sea destruida se ha de escuchar la
llamada del cielo: “¡Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis par-
tícipes de sus pecados ni recibáis parte de sus plagas!”
Apocalipsis
18:4
. Como en días de Noé y Lot, es necesario separarse decidida-
mente del pecado y de los pecadores. No puede haber transigencia
entre Dios y el mundo, ni se puede volver atrás para conseguir te-
soros terrenales “No podéis servir a Dios y a las riquezas”.
Mateo
6:24
.
Como los habitantes del valle de Sidim, la gente sueña ahora
con prosperidad y paz. “Escapa por tu vida”, es la advertencia de los
ángeles de Dios; pero se oyen otras voces que dicen: “No os inquie-
téis, no hay nada que temer”. La multitud dice: “Paz y seguridad”,
mientras el cielo declara que una rápida destrucción está por caer
sobre el transgresor. En la noche anterior a su destrucción, las ciu-
dades de la llanura se entregaban desenfrenadamente a los placeres,
y se burlaron de los temores y advertencias del mensajero de Dios;
pero aquellos burladores perecieron en las llamas; en aquella misma