Página 197 - Historia de los Patriarcas y Profetas (2008)

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José y sus hermanos
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¿Habría sido él también víctima de la traicionera crueldad de aque-
llos hombres rudos? Decidió averiguar la verdad. “Espías sois -les
dijo severamente-; para ver las regiones indefensas del país habéis
venido”.
Génesis 42:9
.
Contestaron ellos: “No, señor nuestro, sino que tus siervos han
venido a comprar alimentos. Todos nosotros somos hijos del mismo
padre y somos hombres honrados; tus siervos nunca fueron espías”.
José deseaba saber si todavía tenían el mismo espíritu arrogante
que cuando él estaba con ellos, y también quería obtener alguna
información respecto a su hogar; no obstante, sabía muy bien cuán
engañosas podían ser las declaraciones que ellos hicieran. Los acusó
de nuevo, y contestaron: “Tus siervos somos doce hermanos, hijos
de un varón en la tierra de Canaán; y he aquí el menor está hoy con
nuestro padre, y otro no parece”.
Fingiendo dudar de la veracidad de lo que decían y considerarlos
aún como espías, el gobernador declaró que los probaría, exigiendo
que permanecieran en Egipto hasta que uno de ellos fuera a traer a
su hermano menor. Si no consentían en hacer esto, serían tratados
como espías.
Pero los hijos de Jacob no podían aceptar tal arreglo, puesto
que el tiempo que se necesitaba para cumplirlo haría padecer a sus
familias por falta de alimento; y ¿cuál de ellos emprendería el viaje
en solitario, dejando a sus hermanos en la prisión? ¿Cómo haría
frente a su padre en tales circunstancias? Parecía posible que se
los condenara a muerte o que se los hiciera esclavos; y si traían a
Benjamín, tal vez sería solamente para que participara de la suerte de
los demás hermanos. Decidieron permanecer allí y sufrir juntos, más
bien que aumentar la tristeza de su padre con la pérdida del único
hijo que le quedaba. Por lo tanto se los puso en la cárcel, donde
permanecieron tres días.
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Durante los años en que José había estado separado de sus her-
manos, estos hijos de Jacob habían cambiado de carácter. Habían
sido envidiosos, turbulentos, engañosos, crueles y vengativos; pero
ahora, al ser probados por la adversidad, se mostraron desintere-
sados, fieles el uno al otro, consagrados a su padre y sujetos a su
autoridad, aunque ya tenían bastante edad.
Los tres días que pasaron en la prisión egipcia fueron para ellos
de amarga tristeza, mientras reflexionaban en sus pecados pasados.