Página 260 - Historia de los Patriarcas y Profetas (2008)

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Historia de los Patriarcas y Profetas
soportado alegremente las incomodidades, privaciones y hasta los
verdaderos sufrimientos; pero no estaban dispuestos a confiar en
Dios más allá de lo que podían presenciar en las continuas evi-
dencias de su poder. Olvidaron su amarga servidumbre en Egipto.
Olvidaron las bondades y el poder que Dios había manifestado en
su favor al liberarlos de la esclavitud. Olvidaron cómo sus hijos se
habían salvado cuando el ángel exterminador dio muerte a todos
los primogénitos de Egipto. Olvidaron la gran demostración del
poder divino en el Mar Rojo. Olvidaron que mientras ellos habían
cruzado con felicidad el sendero abierto especialmente para ellos,
los ejércitos enemigos, al intentar perseguirlos, se habían hundido
en las aguas del mar. Veían y sentían tan solo las incomodidades
y pruebas que estaban soportando, y en lugar de decir: “Dios ha
hecho grandes cosas con nosotros, ya que habiendo sido esclavos,
nos hace una nación grande”, hablaban de las durezas del camino, y
se preguntaban cuándo terminaría su tedioso peregrinaje.
La historia de la vida de Israel en el desierto fue escrita para
beneficio del Israel de Dios hasta el fin del tiempo. El relato de cómo
trató Dios a los peregrinos en todo su recorrido por el desierto, en
su exposición al hambre, a la sed y al cansancio, y en las grandiosas
manifestaciones de su poder para aliviarlos, está lleno de adverten-
cias e instrucciones para su pueblo de todas las edades. Las variadas
experiencias de los hebreos eran una escuela destinada a prepararlos
para su prometido hogar en Canaán. Dios quiere que su pueblo de
estos días repase con corazón humilde y espíritu dócil las pruebas
a través de las cuales el Israel antiguo tuvo que pasar, para que lo
ayuden en su preparación para la Canaán celestial.
Muchos recuerdan a los israelitas de antaño, y se maravillan
de su incredulidad y murmuración, creyendo que ellos no habrían
sido tan ingratos; pero cuando se prueba su fe, aun en las menores
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dificultades, no manifiestan más fe o paciencia que los antiguos
israelitas. Cuando se los coloca en situaciones estrechas, murmuran
contra los medios que Dios eligió para purificarlos. Aunque se
suplan sus necesidades presentes, muchos se niegan a confiar en
Dios para el futuro, y viven en constante ansiedad por temor a que los
alcance la pobreza, y que sus hijos tengan que sufrir a causa de ellos.
Algunos están siempre en espera del mal, o agrandan de tal manera
las dificultades que realmente existen, que sus ojos se incapacitan