Página 308 - Historia de los Patriarcas y Profetas (2008)

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Historia de los Patriarcas y Profetas
y a los impíos por su iniquidad; haré que cese la arrogancia de los
soberbios y humillaré la altivez de los tiranos”.
Isaías 13:7, 8, 11
.
Cuando Moisés regresó de su encuentro con la divina presencia
en el monte, donde había recibido las tablas del testimonio, el cul-
pable Israel no pudo soportar la luz que glorificaba su semblante.
¡Cuánto menos podrán los transgresores mirar al Hijo de Dios cuan-
do aparezca en la gloria de su Padre, rodeado de todas las huestes
celestiales, para ejecutar el juicio sobre los transgresores de su ley
y sobre los que rechazan su sacrificio expiatorio! Los que menos-
preciaron la ley de Dios y pisotearon bajo sus pies la sangre de
Cristo, “los reyes de la tierra, los grandes, los ricos, los capitanes,
los poderosos”, se esconderán “en las cuevas y entre las peñas de los
montes”, y dirán a los montes y a las rocas: “Caed sobre nosotros y
escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de
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la ira del Cordero, porque el gran día de su ira ha llegado y ¿quién
podrá sostenerse en pie?” En “aquel día arrojará el hombre a los
topos y murciélagos sus ídolos de plata y sus ídolos de oro, que le
hicieron para que adorara. Se meterá en las hendiduras de las rocas
y en las cavernas de las peñas, a causa de la presencia formidable
de Jehová y del resplandor de su majestad, cuando se levante para
castigar la tierra”.
Apocalipsis 6:15-17
;
Isaías 2:20, 21
.
Entonces se verá que la rebelión de Satanás contra Dios dio
como resultado la ruina de sí mismo, y de todos los que eligieron ser
sus súbditos. Él hizo creer que de la transgresión resultaría un gran
bien; pero se verá que “la paga del pecado es muerte”. “Ciertamente
viene el día, ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos
los que hacen maldad serán estopa. Aquel día que vendrá, los abra-
sará, dice Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama”.
Satanás, la raíz de todo pecado, y todos los obradores del mal, que
son sus ramas, serán completamente extirpados. Se pondrá fin al
pecado, y a toda la aflicción y ruina que acarreó. El salmista dice:
“Reprendiste a las naciones, destruiste al malo; ¡borraste el nombre
de ellos eternamente y para siempre! Los enemigos han perecido;
han quedado desolados para siempre”.
Romanos 6:23
;
Malaquías
4:1
;
Salmos 9:5, 6
.
Pero en medio de la tempestad de los castigos divinos, los hi-
jos de Dios no tendrán ningún motivo para temer. “Jehová será la
esperanza de su pueblo, la fortaleza de los hijos de Israel”. El día