Página 325 - Historia de los Patriarcas y Profetas (2008)

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Capítulo 31—El pecado de Nadab y Abiú
Este capítulo está basado en Levítico 10:1-11.
Después de la dedicación del tabernáculo fueron consagrados los
sacerdotes para su oficio sagrado. Estos servicios requirieron siete
días, y en cada uno de ellos se celebraron importantes ceremonias.
Al octavo día iniciaron su ministerio. Ayudado por sus hijos, Aarón
ofreció los sacrificios que Dios estipulaba, y alzó sus manos y ben-
dijo al pueblo. Todo se había hecho conforme a las instrucciones de
Dios, y el Señor aceptó el sacrificio y reveló su gloria de una manera
extraordinaria: descendió fuego de Dios y consumió la víctima que
estaba sobre el altar. El pueblo observó estas maravillosas manifes-
taciones del poder divino, con reverencia y sumo interés. Las tuvo
por señal de la gloria y el favor de Dios, y todos a una elevaron sus
voces en alabanza y adoración, y se postraron como si estuvieran en
la inmediata presencia de Jehová.
Pero, poco tiempo después cayó una calamidad repentina y terri-
ble sobre la familia del sumo sacerdote. A la hora del culto, cuando
las oraciones y las alabanzas del pueblo ascendían a Dios, dos de los
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hijos de Aarón tomaron cada uno su incensario, y quemaron incien-
so, para que ascendiera como agradable perfume ante el Señor. Pero
violaron las órdenes de Dios usando “fuego extraño”. Para quemar
el incienso se valieron de fuego común en lugar del fuego sagrado
que Dios mismo había encendido, y cuyo uso había ordenado para
este objeto. Por causa de este pecado, salió fuego de la presencia del
Señor y los devoró a la vista del pueblo.
Después de Moisés y de Aarón, Nadab y Abiú ocupaban la po-
sición más elevada en Israel. Habían sido especialmente honrados
por el Señor, y juntamente con los setenta ancianos se les permitió
contemplar su gloria en el monte. Pero su transgresión no debía dis-
culparse ni considerarse con ligereza. Todo aquello hacía su pecado
aun más grave. Por el hecho de que los hombres hayan recibido
gran luz, y como los príncipes de Israel, hayan ascendido al monte,
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