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Historia de los Patriarcas y Profetas
ellos abrigaban en su corazón, envenenó todo su carácter y causó su
destrucción.
Es cosa peligrosa albergar en el corazón un rasgo anticristiano.
Un solo pecado que se conserve irá depravando el carácter, y suje-
tará al mal deseo todas sus facultades más nobles. La eliminación
de una sola salvaguardia de la conciencia, la gratificación de un
solo hábito pernicioso, una sola negligencia con respecto a los altos
requerimientos del deber, quebrantan las defensas del alma y abren
el camino a Satanás para que entre y nos extravíe. El único procedi-
miento seguro consiste en elevar diariamente con corazón sincero la
oración que ofrecía David: “Afirma mis pasos en tus caminos, para
que mis pies no resbalen”.
Salmos 17:5
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