Página 433 - Historia de los Patriarcas y Profetas (2008)

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La repetición de la ley
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estatutos, y dirán: “Ciertamente pueblo sabio y entendido, nación
grande es esta””.
Deuteronomio 4:5, 6
.
Moisés recordó al pueblo el “día que estuviste delante de Jehová
tu Dios en Horeb”. Y le desafió así: “Porque ¿qué nación grande hay
que tenga dioses tan cercanos a ellos como lo está Jehová, nuestro
Dios, en todo cuanto le pedimos? Y ¿qué nación grande hay que
tenga estatutos y juicios justos como es toda esta Ley que yo pongo
hoy delante de vosotros?”
Deuteronomio 4:10, 7, 8
. Muy bien podría
repetirse hoy el reto lanzado a Israel. Las leyes que Dios entregó a
su antiguo pueblo eran más sabias, mejores y más humanas que las
de las naciones más civilizadas de la tierra. Las leyes de las naciones
tienen las características de las debilidades y pasiones del corazón
humano, mientras que la ley de Dios lleva el sello divino.
“Jehová os tomó, y os ha sacado del horno de hierro, de Egipto,
para que le seáis por pueblo de su heredad como en este día” (
vers.
20
), declaró Moisés. La tierra en la cual estaban por entrar, y que
iba a pertenecerles si obedecieran estrictamente a la ley de Dios, les
fue descrita en estas palabras que debieron enternecer los corazones
de los israelitas, cuando recordaban que quien tan brillantemente les
pintaba las bendiciones de la buena tierra, había sido, por causa del
pecado de ellos, excluído de la herencia de su pueblo:
“Porque Jehová, tu Dios, te introduce en la buena tierra, tierra de
arroyos, de aguas, de fuentes y de manantiales, que brotan en vegas
y montes; erra de trigo y cebada, de vides, higueras y granados;
tierra de olivos, de aceite y de miel”. “La tierra a la que vas a entrar
para tomarla no es como la tierra de Egipto, de donde habéis salido,
donde sembrabas tu semilla y regabas con tu pie, como huerto de
hortaliza. La tierra a la que vais a entrar para tomarla es tierra de
montes y de vegas, que bebe las aguas de la lluvia del cielo”; “tierra
de arroyos, de aguas, de fuentes, de abismos que brotan por vegas y
montes; tierra de trigo y cebada, y de vides, e higueras, y granados;
tierra de olivas, de aceite, y de miel; tierra en la cual no comerás el
pan con escasez, no te faltará nada en ella; tierra que sus piedras son
hierro, y de sus montes cortarás metal”; “tierra de la cual Jehová
tu Dios cuida; siempre están sobre ella los ojos de Jehová tu Dios,
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desde el principio del año hasta el fin de él”.
Deuteronomio 8:7-9
;
11:10-12
.