Página 494 - Historia de los Patriarcas y Profetas (2008)

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Historia de los Patriarcas y Profetas
cosas, venían al montón de veinte efas, y solo había diez; venían al
lagar para sacar cincuenta cántaros, y solo había veinte. Os herí con
un viento sofocante, con tizoncillo y con granizo en toda la obra de
vuestras manos”.
Conmovido por estas advertencias, el pueblo se dedicó a cons-
truir la casa de Dios. Entonces la palabra del Señor les llegó: “Medi-
tad, pues, en vuestro corazón, desde este día en adelante, desde el
día veinticuatro del noveno mes, desde el día que se echó el cimiento
del templo de Jehová; meditad, pues, en vuestro corazón [...]. Pero
desde este día, yo os bendeciré”.
El sabio dice: “Hay quienes reparten y les es añadido más, y hay
quienes retienen más de lo justo y acaban en la miseria”.
Proverbios
11:24
. Y la misma lección enseñan en el Nuevo Testamento las
palabras del apóstol Pablo: “El que siembra escasamente, también
segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente
también segará”. “Y poderoso es Dios para hacer que abunde en
vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las
cosas todo lo necesario, abundéis para toda buena obra”.
2 Corintios
9:6, 8
.
Dios quería que sus hijos los israelitas transmitieran luz a to-
dos los habitantes de la tierra. Al sostener su culto público, daban
testimonio de la existencia y la soberanía del Dios viviente. Y era
privilegio de ellos sostener este culto, como una franca expresión de
su lealtad y su amor hacia él. El Señor ordenó que la difusión de la
luz y la verdad en la tierra dependa de los esfuerzos y las ofrendas
de quienes participan del don celestial. Hubiera podido hacer a los
ángeles embajadores de la verdad; hubiera podido dar a conocer su
voluntad, como proclamó la ley del Sinaí, con su propia voz; pero
en su amor y sabiduría infinitos llamó a los hombres para que fueran
sus colaboradores, y los eligió para que hagan su obra.
En tiempos de Israel se necesitaban los diezmos y las ofrendas
voluntarias para cumplir los ritos del servicio divino. ¿Debe el pue-
blo de Dios dar menos hoy? El principio fijado por Cristo es que
nuestras ofrendas a Dios han de ser proporcionales a la luz y a los
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privilegios disfrutados. “A quien se haya dado mucho, mucho se le
demandará, y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá”.
Lucas 12:48
. Cuando el Salvador envió a sus discípulos, les dijo:
“De gracia recibisteis, dad de gracia”.
Mateo 10:8
. A medida que