Página 495 - Historia de los Patriarcas y Profetas (2008)

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Los diezmos y las ofrendas
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nuestras bendiciones y nuestros privilegios aumentan, y sobre todo
al tener presente el sacrificio sin par del glorioso Hijo de Dios, ¿no
debiera expresarse nuestra gratitud en donativos más abundantes
para comunicar a otros el mensaje de la salvación? A medida que
crece la obra del evangelio, exige para sostenerse mayores recursos
que los que se necesitaban anteriormente; y este hecho hace que la
ley de los diezmos y las ofrendas sea aun más urgentemente nece-
saria hoy día que en la antigüedad. Si el pueblo de Dios sostuviera
generosamente su causa mediante las ofrendas voluntarias, en lugar
de recurrir a métodos anticristianos y profanos para llenar la tesore-
ría, ello honraría al Señor y muchas más almas serían ganadas para
Cristo.
El plan trazado por Moisés para reunir los medios necesarios
para construir el tabernáculo tuvo muchísimo éxito. No fue nece-
sario instar a nadie. Ni empleó tampoco uno solo de los ardides a
los cuales las iglesias recurren tan a menudo hoy. No ofreció un
grandioso festín. No convidó al pueblo a participar en escenas de ale-
gría animada, bailes y diversiones generales; ni tampoco estableció
loterías, ni cosa alguna de este orden profano, para obtener medios
con que erigir el tabernáculo de Dios. El Señor indicó a Moisés
que invitara a los hijos de Israel a traer sus ofrendas. Él había de
aceptar los donativos de cuantos los ofrecieran voluntariamente, de
todo corazón. Y las ofrendas llegaron en tan enorme abundancia que
Moisés mandó al pueblo que no trajera más, pues ya había suplido
más de lo que se podía usar.
Dios ha hecho a los hombres administradores suyos. Las propie-
dades que él puso en sus manos son los medios provistos por él para
la difusión del evangelio. A los que demuestren ser fieles administra-
dores, les encomendará responsabilidades mayores. Dijo el Señor:
“Yo honraré a los que me honran”. “Dios ama al dador alegre”, y
cuando su pueblo le traiga sus donativos y ofrendas con corazón
agradecido “no con tristeza, o por necesidad”, lo acompañará con sus
bendiciones, tal como prometió: “Traed todos los diezmos al alfolí y
haya alimento en mi Casa: Probadme ahora en esto, dice Jehová de
los ejércitos, a ver si no os abro las ventanas de los cielos y derramo
sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde”.
1 Samuel 2:30
;
2
Corintios 9:7
;
Malaquías 3:10
.
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