Página 496 - Historia de los Patriarcas y Profetas (2008)

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Capítulo 51—Dios cuida de los pobres
Afin de fomentar las reuniones del pueblo para los servicios
religiosos y también para suplir las necesidades de los pobres, se le
pedía a Israel que diera un segundo diezmo de todas sus ganancias.
Con respecto al primer diezmo el Señor había dicho: “Yo he dado
a los hijos de Leví
todos los diezmos
en Israel”.
Números 18:21
. Y
acerca del segundo diezmo mandó: “Comerás delante de Jehová, tu
Dios, en el lugar que él escoja para poner allí su nombre, el diezmo
de tu grano, de tu vino y de tu aceite, y las primicias de tus manadas
y de tus ganados, para que aprendas a temer a Jehová, tu Dios, todos
los días”.
Deuteronomio 14:23
; véase
vers. 29
y
16:11-14
.
Durante dos años debían llevar este diezmo o su equivalente en
dinero al lugar donde estuviera el santuario. Después de presentar
una ofrenda de agradecimiento a Dios y una porción específica
para el sacerdote, el ofrendante debía usar el resto para un festín
religioso, en el cual debían participar los levitas, los extranjeros, los
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huérfanos y las viudas. Se proveía así para las ofrendas de gracias
y los festines de las celebraciones anuales, y el pueblo había de
frecuentar la compañía de los sacerdotes y levitas, a fin de recibir
instrucción y ánimo en el servicio de Dios. Pero cada tercer año
este segundo diezmo había de emplearse en casa, para agasajar a los
levitas y a los pobres, como dijo Moisés: “Y comerán en tus villas,
y se saciarán”.
Deuteronomio 26:12
. Este diezmo servía como un
fondo para los fines caritativos y hospitalarios.
Otras medidas aun se tomaban en favor de los pobres. Después
del reconocimiento de los requerimientos divinos, nada hay que
diferencie tanto las leyes dadas por Moisés de cualesquiera otras
como el espíritu generoso y hospitalario que ordenaban hacia los
pobres. Aunque Dios había prometido bendecir grandemente a su
pueblo, no se proponía que la pobreza fuera totalmente desconocida
entre ellos. Declaró que los pobres no dejarían de existir en la tierra.
Siempre habría entre su pueblo algunos que le darían oportunidad de
ejercer la simpatía, la ternura y la benevolencia. En aquel entonces,
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