Página 571 - Historia de los Patriarcas y Profetas (2008)

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El primer rey de Israel
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exigencia era el resultado de un propósito deliberado y resuelto. No
había queja alguna contra Samuel. Todos reconocían la integridad y
la sabiduría de su administración; pero el anciano profeta consideró
esta petición como una censura dirigida contra él mismo, y como
un esfuerzo directo para hacerlo a un lado. No reveló, sin embargo,
sus sentimientos; no pronunció reproche alguno, sino que llevó el
asunto al Señor en oración, y solo de él procuró consejo.
Y el Señor le dijo a Samuel: “Oye la voz del pueblo en todo
lo que ellos digan; porque no te han desechado a ti, sino a mí me
han desechado, para que no reine sobre ellos. Conforme a todas las
obras que han hecho desde el día que los saqué de Egipto hasta hoy,
dejándome a mí y sirviendo a dioses ajenos, así hacen también con-
tigo”. Quedó reprendido el profeta por haber dejado que lo afligiera
la conducta del pueblo hacia él como individuo. No habían manifes-
tado falta de respeto hacia él, sino hacia la autoridad de Dios, que
había designado a los gobernantes de su pueblo. Los que desdeñan
y rechazan al siervo fiel de Dios, no solo menosprecian al hombre,
sino también al Señor que lo envió. Menoscaban las palabras de
Dios, sus reproches y consejos; rechazan la autoridad de él.
Los tiempos de la mayor prosperidad de Israel fueron aquellos
en que reconoció a Jehová como su rey, cuando consideró las leyes
y el gobierno por él establecidos como superiores a los de todas
las otras naciones. Moisés había declarado a Israel tocante a los
mandamientos del Señor: “Ellos son vuestra sabiduría y vuestra
inteligencia ante los ojos de los pueblos, los cuales oirán todos estos
estatutos, y dirán: “Ciertamente pueblo sabio y entendido, nación
grande es esta””.
Deuteronomio 4:6
. Pero al apartarse de la ley de
Dios, los hebreos no llegaron a ser el pueblo que Dios deseaba hacer
de ellos, y quedaron luego tan completamente cegados por el pecado
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que imputaron al gobierno de Dios todos los males que resultaron
de su propio pecado e insensatez.
El Señor había predicho por medio de sus profetas que Israel
sería gobernado por un rey; pero de ello no se desprende que esta
forma de gobierno fuera la mejor para ellos, o según su voluntad. Él
permitió al pueblo que siguiera su propia elección, porque rehusó
guiarse por sus consejos. Oseas declara que Dios les dio un rey
en su “furor”.
Oseas 13:11
. Cuando los hombres deciden seguir
su propio sendero sin buscar el consejo de Dios, o en oposición a