Página 58 - Historia de los Patriarcas y Profetas (2008)

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Historia de los Patriarcas y Profetas
para arrepentirse. Pero Caín vivió para endurecer su corazón, para
alentar la rebelión contra la divina autoridad, y para convertirse en
jefe de un linaje de osados y réprobos pecadores. Este apóstata,
dirigido por Satanás, llegó a ser un tentador para otros; y su ejemplo
e influencia hicieron sentir su fuerza desmoralizadora, hasta que
la tierra llegó a estar tan corrompida y llena de violencia que fue
necesario destruirla.
Al perdonar la vida al primer asesino, Dios dio al universo entero
una lección concerniente al gran conflicto. La sombría historia de
Caín y sus descendientes demostró cuál habría sido el resultado si se
hubiera permitido que el pecador viviera para siempre, y continuara
en su rebelión contra Dios. La paciencia de Dios solo inducía a los
impíos a ser más osados y provocadores en su iniquidad.
Quince siglos después de dictarse la sentencia contra Caín, el
universo vio los frutos de su influencia y su ejemplo en el crimen y la
corrupción que inundaron la tierra. Se puso en claro que la sentencia
de muerte pronunciada contra la raza caída por la transgresión de
la ley de Dios, era a la vez justa y misericordiosa. Cuanto más
tiempo vivían los hombres en el pecado, tanto más réprobos se
tornaban. La sentencia divina que acortaba una carrera de iniquidad
desenfrenada, y que libertaba al mundo de la influencia de los que
se habían endurecido en la rebelión, fue una bendición más bien que
una maldición.
Satanás trabaja constantemente, con intensa energía y bajo mi-
les de disfraces, para desfigurar el carácter y el gobierno de Dios.
Con planes abarcantes y bien organizados y con maravilloso poder,
trabaja por mantener engañados a los habitantes del mundo. Dios,
el Ser infinito y omnisciente, ve el fin desde el principio, y al hacer
frente al mal trazó planes extensos y de gran alcance. Se propuso
no solamente aplastar la rebelión, sino también demostrar a todo el
universo la naturaleza de esta. El plan de Dios se iba desarrollan-
do y a la vez que revelaba su justicia y su misericordia, vindicaba
plenamente su sabiduría y equidad en su trato con el mal.
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Los santos habitantes de los otros mundos observaban con pro-
fundo interés los acontecimientos que ocurrían en la tierra. En las
condiciones que prevalecieron en el mundo antediluviano vieron
ilustradas las consecuencias de la administración que Lucifer había
tratado de establecer en el cielo, al rechazar la autoridad de Cris-