La muerte de Saúl
635
tener ayuda y dirección. Pero era en vano que buscara el consejo de
Dios. “Jehová no le respondió, ni por sueños, ni por Urim, ni por
profetas”.
Nunca se apartó el Señor de un alma que acudiera a él con
sinceridad y humildad. ¿Por qué dejó a Saúl sin respuesta? Por sus
propios actos, el rey había desechado los beneficios de todos los
métodos de interrogar a Dios. Había rechazado el consejo de Samuel
el profeta; había desterrado a David, el escogido de Dios; había
dado muerte a los sacerdotes de Jehová. ¿Podía esperar que Dios
le contestara, cuando había cortado por completo los medios de
comunicación que había ordenado el cielo? Habiendo ahuyentado
por sus pecados al Espíritu de gracia, ¿podía acaso recibir respuesta
del Señor mediante sueños y revelaciones?
Saúl no se volvió a Dios con humildad y arrepentimiento. Lo
que él buscaba no era el perdón de su pecado ni la reconciliación
con Dios, sino que se lo librara de sus enemigos. Por su propia
obstinación y rebelión, se había separado de Dios. No podía retornar
a él sino por medio del arrepentimiento y de la contrición; pero el
monarca orgulloso, en su angustia y desesperación, decidió solicitar
ayuda de otra fuente.
Dijo entonces Saúl a sus siervos: “Buscadme una mujer que
tenga espíritu de adivinación, para que vaya a consultar por medio
de ella”. Saúl conocía perfectamente el carácter de la necromancia.
Esta había sido expresamente prohibida por el Señor, y se había
pronunciado sentencia de muerte contra todos los que practicaran
sus artes inicuas. Mientras vivía Samuel, Saúl había mandado a
matar a todos los magos y a los que tuviesen espíritu de adivinación;
[665]
pero ahora, en un arrebato de desesperación, recurría al oráculo que
él mismo había condenado como abominación.
Se le dijo al rey que una mujer que tenía espíritu de adivinación
vivía oculta en Endor. Esta mujer había pactado con Satanás en-
tregarse por completo a su dominio y cumplir sus propósitos; y en
cambio, el príncipe del mal hacía milagros para ella, y le revelaba
cosas secretas.
Disfrazándose, Saúl salió protegido por las sombras de la noche
con solo dos acompañantes, para buscar el retiro de la pitonisa. ¡Oh!
¡cuánta lástima inspira esta escena hacia el rey de Israel conducido
cautivo a voluntad de Satanás! ¡Cuán oscuro es el sendero que