Página 660 - Historia de los Patriarcas y Profetas (2008)

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Historia de los Patriarcas y Profetas
no has guardado al rey tu señor? [...] Esto que has hecho no está
bien. ¡Vive Jehová!, que sois dignos de muerte, porque no habéis
guardado a vuestro señor, al ungido de Jehová”.
1 Samuel 26:15, 16
.
Este reproche se había clavado en su pecho; decidió llevar a cabo sus
propósitos de venganza, y crear una división en Israel que pudiera
exaltarle. Se valió de los representantes del monarca fallecido para
fomentar sus ambiciones y fines egoístas. Sabía que el pueblo amaba
a Jonatán, que se le recordaba con afecto, y las primeras campañas
victoriosas de Saúl no habían sido olvidadas por el ejército. Con una
decisión digna de una causa mejor, este jefe rebelde siguió adelante
con sus planes.
Como residencia real, eligió Mahanaim, localidad situada al otro
lado del Jordán, porque ofrecía más seguridad contra un ataque de
parte de David o los filisteos. Allí se realizó la coronación de Is-
boset. Su reinado fue aceptado primeramente por las tribus del este
del Jordán, y se extendió finalmente por toda la tierra de Israel a
excepción de Judá. Durante dos años el hijo de Saúl gozó de los
honores reales en su capital aislada. Pero Abner, decidido a extender
su poder sobre todo Israel, preparó una guerra de agresión. “Hubo
una larga guerra entre la casa de Saúl y la casa de David; pero David
se iba fortaleciendo, mientras que la casa de Saúl se iba debilitando”.
2 Samuel 3:1
.
Por último, la perfidia derrocó el trono que la malicia y la ambi-
ción habían establecido. Abner, indignado contra la debilidad y la
incompetencia de Is-boset, desertó y se pasó a las filas de David, con
el ofrecimiento de traerle todas las tribus de Israel. Las propuestas
que hizo Abner fueron aceptadas por el rey, quien lo despachó con
honor para que llevara a cabo su propósito. Pero el favorable recibi-
miento de un guerrero tan valiente y tan famoso despertó los celos
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de Joab, el comandante en jefe del ejército de David. Había pen-
diente una cuenta de sangre entre Abner y Joab. El hermano de este,
Asael, había sido muerto por aquél, durante la guerra entre Israel y
Judá. Ahora Joab, viendo una oportunidad de vengar la muerte de
su hermano y de deshacerse de un posible rival, vilmente aprovechó
la oportunidad de acechar y asesinar a Abner.
Al saber de este asalto alevoso, David exclamó: “Yo y mi reino
somos inocentes delante de Jehová, para siempre, de la sangre de
Abner hijo de Ner. Caiga sobre la cabeza de Joab, y sobre toda la