Página 714 - Historia de los Patriarcas y Profetas (2008)

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Historia de los Patriarcas y Profetas
andando en sus caminos y observando sus estatutos y mandamientos,
sus decretos y sus testimonios, [...] para que prosperes en todo lo que
hagas y en todo aquello que emprendas; para que confirme Jehová
la promesa que me hizo diciendo: “Si tus hijos guardan mi camino
andando delante de mí con verdad, de todo su corazón y de toda
su alma, jamás te faltará un descendiente en el trono de Israel””.
1
Reyes 2:1-4
.
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Las “palabras postreras” de David que hayan sido registradas,
constituyen un canto que expresa confianza, principios elevados y fe
imperecedera:
“Dijo David hijo de Isaí,
aquel varón que fue levantado en alto,
el ungido del Dios de Jacob, el dulce cantor de Israel:
El espíritu de Jehová habla por mí [...].
Habrá un justo que gobierne entre los hombres,
que gobierne en el temor de Dios.
Será como la luz matinal, como el resplandor del sol
en una mañana sin nubes,
como la lluvia que hace brotar la hierba de la tierra.
Por eso mi casa está firme en Dios;
pues ha hecho conmigo un pacto eterno,
bien ordenado en todo y bien seguro,
aunque todavía no haya hecho él florecer toda mi
salvación y mi deseo”.
2 Samuel 23:1-5
.
Grande había sido la caída de David; y profundo fue su arrepen-
timiento; ardiente su amor, y enérgica su fe. Mucho le había sido
perdonado, y por consiguiente él amaba mucho.
Lucas 7:47
.
Los salmos de David pasan por toda la gama de la experiencia
humana, desde las profundidades del sentimiento de culpabilidad
y condenación de sí hasta la fe más sublime y la más exaltada
comunión con Dios. La historia de su vida muestra que el pecado no
puede traer sino vergüenza y aflicción, pero que el amor de Dios y su
misericordia pueden alcanzar hasta las más hondas profundidades,
que la fe elevará el alma arrepentida hasta hacerle compartir la
adopción de los hijos de Dios. De todas las promesas que contiene