Página 715 - Historia de los Patriarcas y Profetas (2008)

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Los últimos años de David
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su Palabra, es uno de los testimonios más poderosos en favor de la
fidelidad, la justicia y la misericordia del pacto de Dios.
El hombre “huye como la sombra, y no permanece: “mas la pa-
labra del Dios nuestro permanece para siempre””. “La misericordia
de Jehová desde el siglo hasta el siglo sobre los que le temen, y su
justicia sobre los hijos de los hijos; sobre los que guardan su pacto,
y los que se acuerdan de sus mandamientos para ponerlos por obra”.
“He entendido que todo lo que Dios hace, eso será perpetuo”.
Job
14:2
;
Isaías 40:8
;
Salmos 103:17, 18
;
Eclesiastés 3:14
.
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Grandes y gloriosas fueron las promesas hechas a David y a su
casa. Eran promesas que señalaban hacia el futuro, hacia las edades
eternas, y encontraron la plenitud de su cumplimiento en Cristo. El
Señor declaró:
“Juré a David mi siervo, diciendo [...]. Mi mano estará siempre
con él; mi brazo también lo fortalecerá. [...] Mi fidelidad y mi
misericordia estarán con él y en mi nombre será exaltado su poder.
Asimismo pondré su mano sobre el mar y sobre los ríos su diestra. Él
clamará a mí, diciendo: “Mi padre eres tú, mi Dios, y la roca de mi
salvación”. Yo también lo pondré por primogénito, el más excelso de
los reyes de la tierra. Para siempre le aseguraré mi misericordia y mi
pacto será firme con él. Estableceré su descendencia para siempre y
su trono como los días de los cielos”.
Salmos 89:3, 21-29
.
“Juzgará a los afligidos del pueblo,
salvará a los hijos del menesteroso
y aplastará al opresor.
Te temerán mientras duren el sol y la luna,
de generación en generación. [...]
Florecerá en sus días justicia y abundancia de paz,
hasta que no haya luna.
¡Dominará de mar a mar,
y desde el río hasta los confines de la tierra! [...]
Será su nombre para siempre;
se perpetuará su nombre mientras dure el sol.
Benditas serán en él todas las naciones;
lo llamarán bienaventurado”.
Salmos 72:4-8, 17
.