Página 76 - Historia de los Patriarcas y Profetas (2008)

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Historia de los Patriarcas y Profetas
como lo hizo más tarde con Nínive. Pero con su obstinada resistencia
a los reproches de la conciencia y a las advertencias del profeta de
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Dios, aquella generación llenó la copa de su iniquidad y maduró
para la destrucción. Su tiempo de gracia estaba a punto de concluir.
Noé había seguido fielmente las instrucciones que había recibido
de Dios. El arca se terminó en todos sus aspectos como Dios lo
había mandado, y fue provista de alimentos para los hombres y las
bestias. Y entonces el siervo de Dios dirigió su última y solemne
súplica a la gente. Con anhelo indecible, les rogó que buscaran
refugio mientras era posible encontrarlo. Nuevamente rechazaron
sus palabras, y alzaron sus voces en son de burla y de mofa.
De repente reinó el silencio entre aquella multitud escarnecedora.
Animales de toda especie, desde los más feroces hasta los más
mansos, se veían venir de las montañas y los bosques, y dirigirse
tranquilamente hacia el arca. Se oyó un ruido como de un fuerte
viento, y he aquí los pájaros que venían de todas direcciones en
tal cantidad que oscurecieron los cielos, y entraban en el arca en
perfecto orden. Los animales obedecían la palabra de Dios, mientras
que los hombres la desobedecían. Dirigidos por santos ángeles, “de
dos en dos entraron con Noé en el arca”, y los animales limpios de
“siete en siete”.
Génesis 7:9, 2
.
El mundo miraba maravillado, algunos hasta con temor. Llama-
ron a los filósofos para que explicaran aquel singular suceso, pero
fue en vano. Era un misterio que no podían comprender. Pero los
corazones de los hombres se habían endurecido tanto, al rechazar
obstinadamente la luz, que aun esta escena no les produjo más que
una impresión pasajera. La raza condenada contemplaba el sol en
toda su gloria y la tierra revestida casi de la belleza del Edén, y
ahuyentó sus crecientes temores mediante ruidosas diversiones; y
mediante actos de violencia pareció atraer sobre sí la ya despierta
ira de Dios.
Dios mandó a Noé: “Entra tú y toda tu familia en el arca, porque
solo a ti he visto justo delante de mí en esta generación”.
Génesis
7:1
. Las advertencias de Noé habían sido rechazadas por el mundo,
pero su influencia y su ejemplo habían sido una bendición para su
familia. Como premio por su fidelidad e integridad, Dios salvó con él
a todos los miembros de su familia. ¡Qué estímulo para la fidelidad
de los padres!