Página 109 - Historia de los Patriarcas y Profetas (1954)

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El llamamiento de Abrahán
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El ve que algunos tienen aptitudes que pueden usarse en el progreso
de su obra, y los somete a pruebas. En su providencia, los coloca en
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situaciones que prueban su carácter, y revelan defectos y debilidades
que estaban ocultos para ellos mismos. Les da la oportunidad de
corregir estos defectos, y de prepararse para su servicio. Les muestra
sus propias debilidades, y les enseña a depender de él; pues él es
su única ayuda y salvaguardia. Así se alcanza su propósito. Son
educados, adiestrados, disciplinados y preparados para cumplir el
gran propósito para el cual recibieron sus capacidades. Cuando Dios
los llama a obrar, están listos, y los ángeles pueden ayudarles en la
obra que debe hacerse en la tierra.
Durante su estada en Egipto, Abrahán dió evidencias de que no
estaba libre de la imperfección y la debilidad humanas. Al ocultar el
hecho de que Sara era su esposa, reveló desconfianza en el amparo
divino, una falta de esa fe y ese valor elevadísimos tan noble y fre-
cuentemente manifestados en su vida. Sara era una “mujer hermosa
de vista,” y Abrahán no dudó de que los egipcios de piel obscura co-
diciarían a la hermosa extranjera, y que para conseguirla, no tendrían
escrúpulos en matar a su esposo. Razonó que no mentía al presentar
a Sara como su hermana; pues ella era hija de su padre, aunque no de
su madre. Pero este ocultamiento de la verdadera relación que existía
entre ellos era un engaño. Ningún desvío de la estricta integridad
puede merecer la aprobación de Dios. A causa de la falta de fe de
Abrahán, Sara se vió en gran peligro. El rey de Egipto, habiendo
oído hablar de su belleza, la hizo llevar a su palacio, pensando ha-
cerla su esposa. Pero el Señor, en su gran misericordia, protegió
a Sara, enviando plagas sobre la familia real. Por este medio supo
el monarca la verdad del asunto, e indignado por el engaño de que
había sido objeto, devolvió su esposa a Abrahán repiendiéndole así:
“¿Qué es esto que has hecho conmigo? ... ¿Por qué dijiste: Es mi
hermana, poniéndome en ocasión de tomarla para mí por mujer?
Ahora pues, he aquí tu mujer, tómala y vete.”
Génesis 12:11, 18, 19
.
Abrahán había sido muy favorecido por el rey; y aun ahora
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Faraón no permitió que se le hiciese daño a él o a su compañía, sino
que ordenó que una guardia los condujese con seguridad fuera de sus
dominios. En ese tiempo se promulgaron leyes que prohibían a los
egipcios relacionarse con pastores extranjeros en actos familiares,
tales como comer o beber juntos. La despedida que Faraón dió a