Capítulo 12—Abrahán en Canaán
Este capítulo está basado en Génesis 13; 15; 17:1-16 y 18.
Abrahan volvió a Canaán “riquísimo en ganado, en plata y oro.”
Lot aún estaba con él, y de nuevo llegaron a Betel, y establecieron
su campamento junto al altar que habían erigido anteriormente.
Pronto comprendieron que las riquezas acrecentadas aumentaban las
dificultades. En medio de las penurias y las pruebas habían vivido
juntos en perfecta armonía, pero en su prosperidad había peligro de
discordias entre ellos. Los pastos no eran suficientes para el ganado
de ambos; y las frecuentes disputas entre los pastores fueron traídas
ante sus amos para que las resolviesen. Era evidente que debían
separarse. Abrahán era mayor que Lot, y superior a él en parentesco,
riqueza y posición; no obstante, él fué el primero en sugerir planes
para mantener la paz. A pesar de que Dios mismo le había dado toda
esa tierra, muy cortésmente renunció a su derecho.
“No haya ahora altercado—dijo Abrahán—entre mí y ti, entre
mis pastores y los tuyos, porque somos hermanos. ¿No está toda la
tierra delante de ti? Yo te ruego que te apartes de mí. Si fueres a la
mano izquierda, yo iré a la derecha: y si tú a la derecha, yo iré a la
izquierda.”
Génesis 13:1-9
.
Este caso puso de manifiesto el noble y desinteresado espíritu
de Abrahán. ¡Cuántos, en circunstancias semejantes, habrían procu-
rado a toda costa sus preferencias y derechos personales! ¡Cuántas
familias se han desintegrado por esa razón! ¡Cuántas iglesias se han
dividido, dando lugar a que la causa de la verdad sea objeto de las
burlas y el menosprecio de los impíos! “No haya ahora altercado
entre mí y ti,” dijo Abrahán, “porque somos hermanos.” No sólo
lo eran por parentesco natural sino también como adoradores del
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verdadero Dios. Los hijos de Dios forman una sola familia en todo
el mundo, y debería guiarlos el mismo espíritu de amor y concordia.
“Amándoos los unos a los otros con caridad fraternal; previniéndoos
con honra los unos a los otros” (
Romanos 12:10
), es la enseñanza de
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