Página 125 - Historia de los Patriarcas y Profetas (1954)

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Capítulo 13—La prueba de la fe
Este capítulo está basado en Génesis 16; 17:18; 21 y 22.
Abrahan había aceptado sin hacer pregunta alguna la promesa
de un hijo, pero no esperó a que Dios cumpliese su palabra en su
oportunidad y a su manera. Fué permitida una tardanza, para probar
su fe en el poder de Dios, pero fracasó en la prueba. Pensando que
era imposible que se le diera un hijo en su vejez, Sara sugirió como
plan mediante el cual se cumpliría el propósito divino, que una de
sus siervas fuese tomada por Abrahán como esposa secundaria. La
poligamia se había difundido tanto que había dejado de considerarse
pecado; violaba, sin embargo, la ley de Dios y destruía la santidad y
la paz de las relaciones familiares.
El casamiento de Abrahán con Agar fué un mal, no sólo para su
propia casa, sino también para las generaciones futuras. Halagada
por el honor de su nueva posición como esposa de Abrahán, y con
la esperanza de ser la madre de la gran nación que descendería
de él, Agar se llenó de orgullo y jactancia, y trató a su ama con
menosprecio. Los celos mutuos perturbaron la paz del hogar que
una vez había sido feliz. Viéndose forzado a escuchar las quejas de
ambas, Abrahán trató en vano de restaurar la armonía. Aunque él se
había casado con Agar a instancias de Sara, ahora ella le hacía cargos
como si fuera el culpable. Sara deseaba desterrar a su rival; pero
Abrahán se negó a permitirlo; pues Agar iba a ser madre de su hijo,
que él esperaba tiernamente sería el hijo de la promesa. Sin embargo,
era la sierva de Sara, y él la dejó todavía bajo el mando de su ama.
El espíritu arrogante de Agar no quiso soportar la aspereza que su
insolencia había provocado. “Y como Sarai la afligiese, huyóse de
su presencia.” Véase
Génesis 16
.
[142]
Se fué al desierto, y mientras, solitaria y sin amigos, descansaba
al lado de una fuente, un ángel del Señor se le apareció en forma
humana. Dirigiéndose a ella como “Agar, sierva de Sarai,” para
recordarle su posición y su deber, le mandó: “Vuélvete a tu señora,
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