Página 143 - Historia de los Patriarcas y Profetas (1954)

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La destrucción de Sodoma
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a responder a la voz que le llama con compasivo y tierno amor, será
abandonado al fin en las tinieblas. El corazón que ha menospreciado
por mucho tiempo la misericordia de Dios se endurece en el pecado,
y ya no es susceptible a la influencia de la gracia divina. Terrible
será la suerte de aquel de quien por último el Salvador declare: “Es
dado a ídolos.”
Oseas 4:17
. En el día del juicio, la suerte de las
ciudades de la llanura será más tolerable que la de aquellos que
reconocieron el amor de Cristo y, sin embargo, se apartaron para
seguir los placeres de un mundo pecador.
Vosotros que despreciáis los ofrecimientos de la misericordia,
pensad en la larga serie de asientos que se acumulan contra voso-
tros en los libros del cielo; pues allá se registra la impiedad de las
naciones, las familias y los individuos. Dios puede soportar mucho
mientras se lleva la cuenta, y puede enviar llamados al arrepenti-
miento y ofrecer perdón; sin embargo, llegará el momento cuando
habrá completado la cuenta; cuando el alma habrá hecho su elección;
cuando por su propia decisión el hombre habrá fijado su destino.
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Entonces se dará la señal para ejecutar el juicio.
Hay motivo para inquietarse por el estado religioso del mundo
actual. Se ha jugado con la gracia de Dios. La multitud ha anulado
la ley de Dios “enseñando doctrinas y mandamientos de hombres.”
Mateo 15:9
. La incredulidad prevalece en muchas iglesias de nuestra
tierra; no es una incredulidad en el sentido más amplio, que niegue
abiertamente la Sagrada Escritura, sino una incredulidad envuelta
en la capa del cristianismo, mientras mina la fe en la Biblia como
revelación de Dios. La devoción ferviente y la piedad viva han
cedido el lugar a un formalismo hueco. Como resultado prevalece
la apostasía y el sensualismo. Cristo declaró: “Asimismo también
como fué en los días de Lot; ... como esto será el día en que el Hijo
del hombre se manifestará.”
Lucas 17:28-30
. El registro diario de
los acontecimientos atestigua el cumplimiento de estas palabras. El
mundo está madurando rápidamente para la destrucción. Pronto se
derramarán los juicios de Dios, y serán consumidos el pecado y los
pecadores.
Dijo nuestro Salvador: “Mirad por vosotros, que vuestros corazo-
nes no sean cargados de glotonería y embriaguez, y de los cuidados
de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día. Porque
como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de toda