Página 171 - Historia de los Patriarcas y Profetas (1954)

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Huida y destierro de Jacob
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siquiera la oportunidad de hacer una fiesta de despedida, ni de decir
adiós a sus hijas y a sus nietos.
En contestación a esto, Jacob expuso lisa y llanamente la con-
ducta egoísta y envidiosa de Labán, y lo declaró testigo de su propia
fidelidad y rectitud. “Si el Dios de mi padre, el Dios de Abraham, y
el temor de Isaac, no fuera conmigo—dijo Jacob,—de cierto me en-
viarías ahora vacío: vió Dios mi aflicción y el trabajo de mis manos,
y reprendióte anoche.”
Labán no pudo negar los hechos mencionados, y propuso un
pacto de paz. Jacob aceptó la propuesta, y en señal de amistad fué
erigido un monumento de piedras. A este lugar dió Labán el nombre
de Mizpa, “majano del testimonio,” diciendo: “Atalaye Jehová entre
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mí y entre ti, cuando nos apartáremos el uno del otro.”
“Dijo más Labán a Jacob: He aquí este majano, y he aquí este
título, que he erigido entre mí y ti. Testigo sea este majano, y testigo
sea este título, que ni yo pasaré contra ti este majano, ni tú pasarás
contra mí este majano ni este título, para mal. El Dios de Abraham,
y el Dios de Nachor juzgue entre nosotros, el Dios de sus padres. Y
Jacob juró por el temor de Isaac su padre.” Para confirmar el pacto,
celebraron un festín. Pasaron la noche en comunión amistosa; y al
amanecer, Labán y su acompañamiento se marcharon. Después de
esta separación se pierde la huella de toda relación entre los hijos de
Abrahán y los habitantes de Mesopotamia.
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