Página 198 - Historia de los Patriarcas y Profetas (1954)

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Historia de los Patriarcas y Profetas
víctima de la traicionera crueldad de aquellos hombres rudos? Deci-
dió averiguar la verdad. “Espías sois—les dijo severamente;—por
ver lo descubierto del país habéis venido.”
Contestaron ellos: “No, señor mío: mas tus siervos han venido a
comprar alimentos. Todos nosotros somos hijos de un varón: somos
hombres de verdad: tus siervos nunca fueron espías.”
José deseaba saber si todavía tenían el mismo espíritu arrogante
que cuando él estaba con ellos, y también quería obtener alguna
información respecto a su hogar; no obstante, sabía muy bien cuán
engañosas podían ser las declaraciones que ellos hicieran. Los acusó
de nuevo, y contestaron: “Tus siervos somos doce hermanos, hijos
de un varón en la tierra de Canaán; y he aquí el menor está hoy con
nuestro padre, y otro no parece.”
Fingiendo dudar de la veracidad de lo que decían y considerarlos
aún como espías, el gobernador declaró que los probaría, exigiendo
que permanecieran en Egipto hasta que uno de ellos fuese a traer a
su hermano menor. Si no consentían en hacer esto, serían tratados
como espías.
Pero los hijos de Jacob no podían aceptar tal arreglo, puesto
que el tiempo que se necesitaba para cumplirlo haría padecer a sus
familias por falta de alimento; y ¿cuál de ellos emprendería el viaje
solo, dejando a sus hermanos en la prisión? ¿Cómo haría frente a su
padre en tales circunstancias? Parecía posible que se los condenara
a muerte o que se los hiciera esclavos; y si traían a Benjamín, tal vez
sería sólo para que participara de la suerte de los demás hermanos.
Decidieron permanecer allí y sufrir juntos, más bien que aumentar
la tristeza de su padre con la pérdida del único hijo que le quedaba.
Por lo tanto se los puso en la cárcel, donde permanecieron tres días.
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Durante los años en que José había estado separado de sus her-
manos, estos hijos de Jacob habían cambiado de carácter. Habían
sido envidiosos, turbulentos, engañosos, crueles y vengativos; pero
ahora, al ser probados por la adversidad, se mostraron desintere-
sados, fieles el uno al otro, consagrados a su padre y sujetos a su
autoridad, aunque ya tenían bastante edad.
Los tres días que pasaron en la prisión egipcia fueron para ellos
de amarga tristeza, mientras reflexionaban en sus pecados pasados.
Porque a menos que se presentara Benjamín, su condenación como