Página 254 - Historia de los Patriarcas y Profetas (1954)

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Historia de los Patriarcas y Profetas
hacia el cielo, pasó sobre los israelitas, y descendió entre ellos y
los ejércitos egipcios. Se interpuso como muralla de tinieblas entre
los perseguidos y los perseguidores. Los egipcios ya no pudieron
localizar el campamento de los hebreos, y se vieron obligados a
detenerse. Pero a medida que la obscuridad de la noche se espesaba,
la muralla de nube se convirtió en una gran luz para los hebreos,
inundando todo el campamento con un resplandor semejante a la luz
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del día.
Entonces volvió la esperanza a los corazones de los israelitas.
Moisés levantó su voz a Dios. Y el Señor le dijo: “¿Por qué clamas a
mí? di a los hijos de Israel que marchen. Y tú alza tu vara, y extiende
tu mano sobre la mar, y divídela; y entren los hijos de Israel por
medio de la mar en seco.”
El salmista describiendo el cruce del mar por Israel, cantó:
“En la mar fué tu camino,
y tus sendas en las muchas aguas;
y tus pisadas no fueron conocidas.
Condujiste a tu pueblo como ovejas,
por mano de Moisés y de Aarón.”
Salmos 77:19, 20.
Cuando Moisés extendió su vara, las aguas se dividieron, e Israel
marchó en medio del mar, sobre tierra seca, mientras las aguas se
mantenían como murallas a los lados. La luz de la columna de fuego
de Dios brilló sobre las olas espumosas, y alumbró el camino cortado
como un inmenso surco a través de las aguas del mar, que se perdía
en la obscuridad de la lejana playa.
“Y siguiéndolos los Egipcios, entraron tras ellos hasta el medio
de la mar, toda la caballería de Faraón, sus carros, y su gente de
a caballo. Y aconteció a la vela de la mañana, que Jehová miró al
campo de los Egipcios desde la columna de fuego y nube, y perturbó
el campo de los Egipcios.” La misteriosa nube se trocó en una
columna de fuego ante sus ojos atónitos. Los truenos retumbaron,
y los relámpagos centellearon. “Las nubes echaron inundaciones
de aguas; tronaron los cielos, y discurrieron tus rayos. Anduvo en
derredor el sonido de tus truenos; los relámpagos alumbraron el
mundo; estremecióse y tembló la tierra.”
Salmos 77:17, 18
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