Página 404 - Historia de los Patriarcas y Profetas (1954)

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Capítulo 39—La conquista de Basán
Después de rodear a Edom por el sur, los israelitas se volvieron
hacia el norte y otra vez se dirigieron hacia la tierra prometida. Su
camino pasaba ahora por una alta y vasta llanura refrescada por las
brisas vivificantes de las colinas. Fué un cambio grato después del
valle árido y calcinante por el cual habían viajado, así que avanzaban
llenos de ánimo y esperanza. Habiendo atravesado el arroyo de
Zered, pasaron al oriente de la tierra de Moab; pues se les había
dado la orden: “No molestes a Moab, ni te empeñes con ellos en
guerra, que no te daré posesión de su tierra; porque yo he dado a
Ar por heredad a los hijos de Lot.” Véase
Deuteronomio 2
. Y se les
repitió la misma orden con respecto a los amonitas que eran también
descendientes de Lot.
Continuando hacia el norte, los ejércitos de Israel llegaron pronto
a la tierra de los amorreos. Este pueblo fuerte y guerrero ocupaba
originalmente la parte meridional de la tierra de Canaán, pero al
aumentar en número, cruzaron el Jordán, guerrearon con los moa-
bitas y les quitaron una parte de su territorio. Allí se establecieron,
y dominaban sin oposición toda la tierra desde el Arnón hasta el
Jaboc en el norte. El camino que los israelitas deseaban seguir para
ir al Jordán pasaba directamente por ese territorio, y Moisés le envió
un mensaje amistoso a Sehón, rey de los amorreos, en su capital:
“Pasaré por tu tierra por el camino: por el camino iré, sin apartarme a
diestra ni a siniestra: la comida me venderás por dinero, y comeré: el
agua también me darás por dinero, y beberé: solamente pasaré a pie.”
La contestación fué una negativa terminante, y todos los ejércitos
de los amorreos fueron convocados para oponerse al paso de los
invasores. Este ejército formidable aterrorizó a los israelitas que
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distaban mucho de estar preparados para sostener un encuentro con
fuerzas bien pertrechadas y disciplinadas. Los enemigos le aventaja-
ban ciertamente en habilidad guerrera, y a juzgar por las apariencias
humanas, pronto acabarían con él.
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