Página 477 - Historia de los Patriarcas y Profetas (1954)

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Capítulo 48—La repartición de Canaán
Este capítulo está basado en Josué 10:40-43; 11; 14 a 22.
A la victoria de Beth-orón siguió pronto la conquista de la par-
te meridional de Canaán. “Hirió pues Josué toda la región de las
montañas, y del mediodía, y de los llanos.... Todos estos reyes y
sus tierras tomó Josué de una vez; porque Jehová el Dios de Israel
peleaba por Israel. Y tornóse Josué, y todo Israel con él, al campo
en Gilgal.” Véase
Josué 10; 11
.
Las tribus del norte de Palestina, atemorizadas por el éxito que
acompañaba a los ejércitos de Israel, formaron entonces una alianza
contra ellos. Encabezaba esa alianza Jabín, rey de Hasor, cuyo te-
rritorio se hallaba al oeste del lago Merom. “Estos salieron, y con
ellos todos sus ejércitos.” Esta hueste era mucho mayor que cual-
quier otra que hubieran encontrado antes los israelitas en Canaán,
“pueblo mucho en gran manera, como la arena que está a la orilla
del mar, con gran muchedumbre de caballos y carros. Todos estos
reyes se juntaron, y viniendo reunieron los campos junto a las aguas
de Merom, para pelear contra Israel.” Nuevamente recibió Josué un
mensaje alentador: “No tengas temor de ellos, que mañana a esta
hora yo entregaré a todos éstos, muertos delante de Israel.”
Cerca del lago Merom, Josué cayó sobre el campamento de los
aliados, y derrotó totalmente sus fuerzas. “Y entrególos Jehová en
manos de Israel, los cuales los hirieron y siguieron ... hasta que
no les dejaron ninguno.” Los israelitas no debían apropiarse de los
carros y caballos que habían constituído el orgullo y la vanagloria
de los cananeos. Por orden divina, los carros fueron quemados, y los
caballos desjarretados e inutilizados para la batalla. Los israelitas
no habían de depositar su confianza en carros o caballos, sino en el
nombre de Jehová su Dios.
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Una a una fueron tomadas las ciudades y Hasor, la gran fortaleza
de la confederación, fué quemada. La guerra continuó durante varios
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