Página 498 - Historia de los Patriarcas y Profetas (1954)

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Historia de los Patriarcas y Profetas
salvación? A medida que se amplía la obra del Evangelio, exige para
sostenerse mayores recursos que los que se necesitaban anteriormen-
te; y este hecho hace que la ley de los diezmos y las ofrendas sea aun
más urgentemente necesaria hoy día que bajo la economía hebrea.
Si el pueblo de Dios sostuviera liberalmente su causa mediante las
ofrendas voluntarias, en lugar de recurrir a métodos anticristianos
y profanos para llenar la tesorería, ello honraría al Señor y muchas
más almas serían ganadas para Cristo.
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El plan trazado por Moisés para reunir los medios necesarios
para construír el tabernáculo tuvo muchísimo éxito. No fué menester
instar a nadie. Ni empleó tampoco uno solo de los ardides a los
cuales las iglesias recurren tan a menudo hoy. No ofreció un gran-
dioso festín. No convidó al pueblo a participar en escenas de alegría
animada, bailes y diversiones generales; ni tampoco estableció lo-
terías, ni cosa alguna de este orden profano, para obtener medios
con que erigir el tabernáculo de Dios. El Señor indicó a Moisés que
invitara a los hijos de Israel a que trajeran sus ofrendas. El había de
aceptar los donativos de cuantos los ofrecieran voluntariamente, de
todo corazón. Y las ofrendas llegaron en tan enorme abundancia que
Moisés mandó al pueblo que no trajera más, pues ya había suplido
más de lo que se podía usar.
Dios ha hecho a los hombres administradores suyos. Las propie-
dades que él puso en sus manos son los medios provistos por él para
la difusión del Evangelio. A los que demuestren ser fieles adminis-
tradores, les encomendará responsabilidades mayores. Dijo el Señor:
“Yo honraré a los que me honran.” “Dios ama al dador alegre,” y
cuando su pueblo le traiga sus donativos y ofrendas con corazón
agradecido “no con tristeza, o por necesidad,” lo acompañará con
sus bendiciones, tal como prometió: “Traed todos los diezmos al
alfolí, y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice
Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y
vaciaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.”
1 Samuel
2:30
;
2 Corintios 9:7
;
Malaquías 3:10
.
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