Página 517 - Historia de los Patriarcas y Profetas (1954)

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Los primeros jueces
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sacó Jehová de Egipto? Y ahora Jehová nos ha desamparado, y nos
ha entregado en manos de los Madianitas.”
El Mensajero celestial le respondió: “Ve con esta tu fortaleza, y
salvarás a Israel de la mano de los Madianitas. ¿No te envío yo?”
Gedeón deseaba alguna señal de que el que ahora le hablaba
era el Angel del Pacto, el cual en lo pasado había obrado en favor
de Israel. Los ángeles del Señor, que conversaron con Abrahán, se
habían detenido una vez para gozar de su hospitalidad; y Gedeón
rogó al Mensajero divino que permaneciese con él como huésped.
Dirigiéndose apresuradamente a su tienda, preparó de sus escasas
provisiones un cabrito y panes sin levadura, todo lo cual trajo luego y
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lo puso ante él. Pero el Angel le mandó: “Toma la carne, y los panes
sin levadura, y ponlo sobre esta peña, y vierte el caldo.” Gedeón lo
hizo, y entonces recibió la señal que había deseado; con el cayado
que tenía en la mano, el Angel tocó la carne y los panes ázimos,
y una llama de fuego que brotó de la roca consumió el sacrificio.
Luego el Angel desapareció de su vista.
El padre de Gedeón, Joas, quien participaba de la apostasía de
sus conciudadanos, había erigido en Ofra, donde moraba, un gran
altar dedicado a Baal, y ante él adoraba la gente del pueblo. Gedeón
recibió orden de destruir este altar, y de erigir otro a Jehová, sobre
la roca en la cual el sacrificio había sido consumido, para presentar
allí un sacrificio al Señor.
El ofrecimiento de sacrificios a Dios había sido encomendado
solamente a los sacerdotes, y debía limitarse al altar de Silo; pero
Aquel que había establecido el servicio ritual, y a quien señalaban
todos estos sacrificios, tenía poder para cambiar sus requerimientos.
La liberación de Israel debía ser precedida por una solemne protesta
contra el culto a Baal. Gedeón debía declarar la guerra a la idolatría,
antes de salir a batallar con los enemigos de su pueblo.
La orden divina se ejecutó fielmente. Sabiendo que encontraría
resistencia si intentaba hacerlo públicamente, Gedeón realizó su
obra en secreto y con la ayuda de sus siervos la completó en una
noche.
Grande fué la ira de los habitantes de Ofra cuando llegaron a la
siguiente mañana para rendir culto a Baal. Habrían quitado la vida
a Gedeón si Joas, a quien se le había contado lo de la visión del
ángel, no hubiese salido en defensa de su hijo. “¿Tomaréis vosotros