Página 527 - Historia de los Patriarcas y Profetas (1954)

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Los primeros jueces
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tará confiadamente, y vivirá reposado, sin temor de mal.”
Proverbios
1:24-31, 33
.
Los israelitas se humillaron entonces ante el Señor. “Y quitaron
de entre sí los dioses ajenos, y sirvieron a Jehová.” Y el corazón
amoroso del Señor se acongojó, “su alma
fué angustiada
a causa
del trabajo de Israel.” ¡Oh! ¡cuán longánime es la misericordia de
nuestro Dios! Cuando su pueblo se apartó de los pecados que le
habían privado de la presencia de Dios, él oyó sus oraciones y en
seguida comenzó a obrar en su favor.
Le suscitó un libertador en la persona de Jefté el galaadita, quien
hizo guerra contra los amonitas, y quebrantó eficazmente su poder.
Durante dieciocho años, Israel había sufrido bajo la opresión de sus
enemigos, y sin embargo volvió a olvidar la lección enseñada por
los padecimientos.
Cuando su pueblo volvió a sus malos caminos, el Señor permitió
que nuevamente lo oprimiesen sus poderosos enemigos los filisteos.
Durante muchos años fueron acosados constantemente, y a veces
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completamente subyugados, por esta nación cruel y belicosa. Ha-
bían acompañado a estos idólatras en sus placeres y en su culto, a
tal grado que parecían unificados con ellos en espíritu e intereses.
Entonces estos pretensos amigos de Israel se trocaron en sus enemi-
gos más acérrimos, y por todos los medios procuraron su completa
destrucción.
Como Israel, los cristianos ceden a menudo a la influencia del
mundo, y se amoldan a sus principios y costumbres para ganar
la amistad de los impíos; pero al fin se verá que estos supuestos
amigos son sus enemigos más peligrosos. La Biblia enseña clara
y expresamente que no puede haber armonía entre el pueblo de
Dios y el mundo. “Hermanos míos, no os maravilléis si el mundo
os aborrece.”
1 Juan 3:13
. Nuestro Salvador dice: “Si el mundo
os aborrece, sabed que a mí me aborreció antes que a vosotros.”
Juan 15:18
. Satanás obra por medio de los impíos, bajo el disfraz
de una presunta amistad, para seducir a los hijos de Dios y hacerlos
pecar, a fin de separarlos de él, y una vez eliminada la defensa de
ellos, inducirá a sus agentes a volverse contra ellos y procurar su
destrucción.
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