Página 702 - Historia de los Patriarcas y Profetas (1954)

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Historia de los Patriarcas y Profetas
de beneficencia. Hizo pasar a David bajo la vara, pero no lo destruyó:
el horno es para purificar, pero no para consumir. El Señor dice: “Si
dejaren sus hijos mi ley, y no anduvieren en mis juicios; si profanaren
mis estatutos, y no guardaren mis mandamientos; entonces visitaré
con vara su rebelión, y con azotes sus iniquidades. Mas no quitaré
de él mi misericordia, ni falsearé mi verdad.”
Salmos 89:30-33
.
Poco después que David abandonó a Jerusalén, entraron Absalón
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y su ejército, y sin lucha alguna, tomaron posesión de la fortaleza
de Israel. Husai se encontró entre los primeros que saludaron al
monarca recién coronado, y el príncipe se quedó sorprendido y
satisfecho al ver que el viejo amigo y consejero de su padre se le
acercaba. Absalón estaba seguro de su éxito. Hasta entonces sus
proyectos habían prosperado, y deseoso de fortalecer su trono y
obtener la confianza de la nación, dió la bienvenida a Husai en su
corte.
Absalón estaba ahora rodeado de un gran ejército, pero éste se
componía en su mayor parte de hombres inexpertos en la guerra.
Aun no habían luchado. Achitophel sabía muy bien que la situación
de David estaba muy lejos de ser desesperada. La gran mayoría de
la nación seguía siéndole fiel; estaba rodeado de guerreros probados
y fieles a su rey, y su ejército estaba dirigido por generales capaces y
experimentados. Achitophel sabía que después de la primera explo-
sión de entusiasmo en favor del nuevo rey, vendría una reacción. Si
la rebelión fracasaba, Absalón podría tal vez obtener una reconcilia-
ción con su padre; entonces Achitophel, como principal consejero,
sería considerado como el más culpable en la rebelión; y sobre él
caería el castigo más severo.
Para evitar que Absalón retrocediera, Achitophel le aconsejó
una acción que en los ojos de toda la nación haría imposible la
reconciliación. Con astucia infernal, este estadista mañoso y sin
principios instó a Absalón que añadiera el crimen del incesto al de
la rebelión. A la vista de todo Israel, había de tomar para sí todas
las concubinas de su padre, según la costumbre de las naciones
orientales, declarando así que había sucedido al trono de su padre.
Y Absalón llevó a cabo esa vil sugestión.
Así se cumplió la palabra que Dios había dirigido a David por
medio del profeta: “He aquí yo levantaré sobre ti el mal de tu misma
casa, y tomaré tus mujeres delante de tus ojos, y las daré a tu próji-